Uno de los problemas estructurales de la economía española ha sido el déficit exterior medido por el saldo de la Balanza por cuenta corriente. Cuando un país tiene un desequilibrio de este tipo tiene que buscar cómo financiarlo y lo hace endeudándose con otros países. Por esa razón, además de por el boom inmobiliario, parte del endeudamiento privado que todavía arrastra nuestra economía se explica por nuestro déficit comercial.
La crisis trajo consigo la reducción de nuestras importaciones y una notable recuperación de las exportaciones que –conjuntamente- llegaron a cambiar el color rojo por el negro en nuestros números de comercio con el exterior. Pero la aún incierta recuperación económica no ha tardado en volver a editar el déficit por cuenta corriente. Algo muy peligroso. Así, entre enero y junio de 2014 el déficit por cuenta corriente alcanzó los 9.931 millones de euros, diez veces más que la misma cifra para idéntico periodo en el año anterior.
En Economía con frecuencia se argumenta que un déficit de este tipo puede explicarse como consecuencia de la reactivación económica. De esta forma, si el repunte de las importaciones obedece a la compra de bienes de inversión y materias primas que la industria nacional necesita para afrontar mayores pedidos de sus clientes, entonces el déficit exterior no debe alarmar si posteriormente y a corto plazo se cancela con un repunte de las exportaciones.
Por eso es bueno analizar qué tipo de bienes se está importando y si eso obedece a la reactivación de las carteras de pedidos de las empresas españolas o al repunte del consumo que se decanta por los bienes importados.https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5724321115259876499#editor/target=post;postID=3054569327328682593
Las Cámaras de Comercio ofrecen en su web una herramienta muy útil para analizar esta cuestión a partir de la información que suministran las aduanas.
Por productos y para 2014, la partida más importante de nuestras importaciones son los combustibles primarios fósiles. Este resultado es de sobra conocido dada nuestra dependencia energética externa y poco nos dice sobre si las importaciones están asociadas a la recuperación productiva o del consumo. Las siguientes partidas sí son más ilustrativas ya que corresponden a la importación de vehículos y de maquinaria. Así que estaríamos tentados a decir que las empresas españolas se están recuperando de la crisis ya que lo que compran fuera parecen ser vehículos que necesitan para su logística y maquinaria para poner a punto sus procesos productivos.
A esos primeros resultados podemos añadir la información sobre el destino principal de las importaciones. Particularmente, en los productos más directamente orientados a la industria (por ejemplo calderas, máquinas, y aparatos mecánicos), tienen como destino las regiones más marcadamente industriales (Cataluña, Madrid, País Vasco y Valencia); Andalucía ocupa el octavo puesto en esta lista.
Sin embargo, a poco que se haga la consulta para los años centrales de la crisis nos encontramos con que el ranking de productos ha sido casi siempre el mismo. Como consecuencia, la economía española no parece haber cambiado su patrón de importaciones como consecuencia de una recuperación que se vislumbra. Más bien parece que persiste el desequilibro exterior que tanto ha marcado a nuestra economía y que a poco que ésta repunta lo hacen también las importaciones en mayor medida que las exportaciones. Esto sólo puede conducir a un nuevo repunte del endeudamiento externo de las empresas privadas. Algo ni bueno ni fácil considerando la dificultad de acceso al crédito.
José Manuel Cansino |