Cuando todos pensábamos que el Gobierno aprobaría la reforma de la Ley del Aborto en vísperas de las próximas elecciones generales con el objetivo de sumar votos, nos encontramos con el anuncio de que la reforma promovida por Gallardón seguirá el mismo camino que los niños asesinados en el vientre de sus madres.
Que nadie se equivoque: la reforma del Partido Popular era sólo eso, una reforma que camuflaría el aborto libre; a pesar de las críticas de las feministas y de la izquierda, que sólo estaban satisfechas si la ley hablaba expresamente del aborto como “derecho”.
El objetivo de la reforma de Gallardón era volver a los malabares jurídicos del Tribunal Constitucional, que considera el derecho a la vida como un derecho fundamental siempre y cuando no se den una serie de circunstancias (malformaciones del feto, peligro para la vida de la mujer y posibles problemas psicológicos). Esos malabares jurídicos, inexplicablemente, eran considerados como un “avance” por las principales organizaciones provida, como es el caso de HazteOír – Derecho a Vivir y el Foro de la Familia. Tendrán que explicarnos a algunos qué tiene de avance volver a la situación de 1985.
No acudí a la última manifestación provida en Madrid y tampoco estuve anoche en las protestas frente a la sede “pepera” de la calle Génova. Puede que haya obrado mal, no lo sé; porque el derecho a la vida de los no nacidos depende de quien sí hemos tenido la fortuna de nacer. Pero sí he visto por las redes sociales cómo esos dirigentes de las organizaciones provida hablaban ante los medios más como votantes molestos con Rajoy que como defensores del derecho a la vida. A lo mejor soy un ingenuo, ¿pero no hubiera sido más adecuado decir “Señor Rajoy, muchos españoles queremos la derogación del aborto por ser un crimen y le pedimos a su Gobierno, con una mayoría absoluta histórica en el Congreso, que derogue ya esa ley criminal” que soltar “Señor Rajoy, que sepa que no le vamos a votar en las próximas elecciones por habernos mentido”?
Ahora mismo me acuerdo de la concentración provida que tuvo lugar en Madrid hace un par de años. Unos pocos nos pusimos a repartir panfletos firmados por las asociaciones El Municipio Toledo y Poesía que promete. Recibimos todo tipo de críticas y el “¡Fascista!” de rigor. Pero, sobre todo, recuerdo a un gilipollas (porque no hay otra manera de definirlo) que nos acusó a los falangistas de robarle votos al Partido Popular y de permitir que ganasen los socialistas y de que éstos implantasen el aborto libre (entre otras lindezas, como la de calificarnos como “inútiles”, a los falangistas y a otros partidos que no aceptan cesiones en el derecho a la vida, por no obtener representación institucional). Cuento esta anécdota porque, además de la buena gente indignada con el crimen del aborto, no nos equivocaríamos si decimos que el “provida” típico es del estilo de aquel tipejo que justificaba el “mal menor” del Partido Popular y que ahora será de los que acuse a Rajoy y al Gobierno de haberle mentido.
La lucha provida no puede ser monopolizada por nadie, es demasiado importante como para que caiga en manos partidistas. Ni las Falanges, ni Alternativa Española, ni esa izquierda cristiana que escandaliza a algunos por ser provida (Solidaridad y Autogestión Internacionalista), ni VOX (que, por ahora, dice estar en contra de todo tipo de abortos; si es así, bienvenido sea), ni los tradicionalistas… pido disculpas por si me olvido de alguien, pero está claro que hay movimientos y partidos que defienden el derecho a la vida en todos los casos y que nunca han pretendido monopolizarlo en su interés. Entonces, ¿por qué HazteOír – Derecho a Vivir y el Foro de la Familia se erigen, al mismo tiempo, en los principales dirigentes de la lucha provida y hablan como votantes del Partido Popular? ¿No han pensado en que el éxito de sus manifestaciones se debe a todo tipo de personas, cada cual de su padre y de su madre ideológicamente hablando, y que ha sido con el Partido Popular en el Gobierno precisamente cuando ha empezado a disminuir la asistencia? Si fueran inteligentes y honestos, separarían radicalmente la reivindicación provida de las ofertas de voto al Partido Popular; más que nada, porque no tienen ningún derecho a ofrecer a nadie el voto de las personas que acuden a sus actos, siendo su única (e importantísima) obligación la de exigir la derogación del aborto a todo Gobierno que mantenga ese crimen como un “derecho”.
Mariano Rajoy nos ha mentido a todos los españoles. A unos les hizo creer (o, más bien, ellos quisieron creer) que iba a quitar la Ley del Aborto, otros pensaron que iba a reformarla para que hubiese menos y con eso se conformaban, y otros creíamos que apuraría la legislatura para maquillar la legislación como gancho electoral que le garantizara votos tras el descontento social por el rumbo de la economía. Al final, todos nos equivocamos: la Ley del Aborto seguirá como hasta ahora. En un mundo justo, de todo esto tendrían que dar explicaciones tanto el Gobierno como las asociaciones provida… ¡incluso la Conferencia Episcopal! Pero ese conato de “rebelión cívica” contra Rajoy que empieza a promover HazteOír durará hasta que asome la coleta de Pablo Iglesias o la siniestra jeta de Juan Carlos Monedero por el horizonte.
Gabriel García Hernández |