Antes de cumplir un año era “inquilino” del Castillo de Galeras; poco después lo era en un fuerte del desierto del Sahara; durante la guerra viví algún tiempo en aquel gran campamento militar que se llamaba Talavera de la Reina, con bombardeos y todo… Años después en el Colegio de Huérfanos, Academias militares, regimientos, destacamentos, destinos…, y no lo olvidemos, varios Desfiles de la Victoria, porque mi Ejército era un “Ejército de la Victoria”. Y en él viví, más feliz que un ocho disfrutando de una “excelente” paga, aunque ésta tenía el inconveniente de que a veces no servía para cubrir el mes, que era algo largo… Llegó la hora del retiro y pasé de militar activo a militar retirado, y cuando me muera, pues ya se sabe, militar muerto, siempre militar. Por eso ahora, cuando miro al Ejército, a mi Ejército, no lo reconozco.
Hemos dicho “Ejército de la Victoria”. No de la victoria de unos españoles sobre otros, no una victoria sobre una inexistente república ni sobre un envilecido Frente Popular, sino de la España que llamamos “Eterna” contra la “anti-España”, palabra que les duele porque existe y hoy cubre con su sombra siniestra esto que denominamos sistema, mientras los “Mandos” del Ejército aun no saben si van o vienen, suben o bajan…, y se dejan arrastrar por la corriente en primer tiempo de saludo.
Hace unos días, una noticia ha pasado de puntillas en muchos medios de comunicación, pero tiene para mi una enorme trascendencia. Un grupo de individuas del grupo FEMEN, feministas que tienen de femeninas lo que los indios ranqueles de técnicos en física cuántica, con las domingas al aire, que es su tarjeta de presentación, violaron la Cruz que hay sobre el cementerio de Paracuellos. Allí fueron asesinados miles de españoles en una muy bien organizada matanza, dirigida por Carrillo Solares, a quien el rey saliente abrazaba con raro entusiasmo, y la podrida sociedad española, azuzada por los corruptos partidos, homenajeaba en cuanto aparecía por la esquina más próxima. Y entre esos españoles, varios miles corresponden a militares viejos, jóvenes y hasta casi niños. ¿Qué zona, organización o entidad militar los recuerda, y en sus aniversarios les hace un mínimo homenaje? ¿No está instalada en Paracuellos la Bandera Paracaidista? ¿Qué es lo que impide a sus “Mandos” llevar una discreta corona de flores cada año en los aniversarios de su sacrificio por España, a su “vecinos” compañeros del enorme cementerio?
Posiblemente los letreros ofensivos contra Franco y José Antonio ya han sido discretamente borrados por algún servicio del ayuntamiento más próximo, pero ni un soldado se habrá movilizado para limpiar tal ofensa. Lo curioso es que, según nos hemos informado por la también irreconocible VANGUARDIA, que la acción iba contra el 20-N “fascista”, cuando ni Franco ni José Antonio tenían nada que ver con Paracuellos. Se puede ir con los cueros, pellejos y domingas al aire, al tiempo que con el cerebro lleno de serrín. Nada lo impide.
Navegando por “internet” hemos comprobado los duros comentarios de organizaciones de Falange o de otros grupos considerados patriotas, nada de la prensa oficial, tampoco de la tele-imbécil, que pasan del tema..., al igual que el Ejército.
Cuando DEFENSA, es decir, el partido o secta que gobierna y que tiene al Ejército como carta de la baraja política, elige al JEMAD y JEMEs, sabe a quien nombra, por eso, cuando escribimos a estos “mandos” para pedirles que de alguna forma pongan fin a la humillación de la “Memoria Histórica”, nuestras cartas van a la papelera. Ellos se deben al que los elige, la secta que le toca gobernar, a los que se someten con raro entusiasmo, pero no se deben a nosotros, a los que deberían representar y defender.
Hace algún tiempo se hicieron públicas unas fotos de maricas y lesbianas del Ejército en bodas (¡!) con sables en alto y todo. Nada pasó, nada, quizá algún arrestillo (¿multa?) por falta de uniformidad y a seguir mirando para otro lado.
Las Reales Ordenanzas, último modelo, insisten en la realidad de los homosexuales, lesbianas, travestis o transexuales. Una vileza, y así lo expreso aquí porque es mi opinión, que es libre. Considero que allá cada cual con sus defectos, vicios, hábitos y costumbres, siempre que yo no tenga nada que ver con ellos. Sorprende que alguien que no está contento con su cuerpo pueda elegir otro, que el Estado le apoye y que con mis impuestos pague los “cambios”. Sin embargo, si yo soy bajito y estoy descontento con mi flaca figura porque prefiero un cuerpo poderoso y alto, me he de aguantar, en vez de que el Estado pague mis traumas y me dé, además, un certificado de que ya soy muy alto y guaperas. Descontento del sexo lo puede hacer, descontento de su estatura no. Pues si se empeña, hasta podría el “nano” ser de la Escuadra de Gastadores y así acabamos con sus traumas de una vez.
Pero de lo que se trata, mientras JEMAD y JEMEs miran para otro lado, es que el Ejército pierda su característica de columna vertebral de la Patria, por el sencillo sistema de pudrirle la médula. ¿Muy duro? No sabemos decirlo de otra manera.
El general Dominguez Buj, en una conferencia dice algo que agita las cochineras de la “Granja”, tiene razón aunque quizá alguna comparación pueda parecer excesiva, y en vez de defender su postura, se mete en la zona de “donde digo Diego…” y nos suelta además eso de que el Ejército no es garantía de nada y que sólo obedece. Teniendo en cuenta que quien les nombra es un partido o secta que utiliza al Ejército como baraja en sus puestas de tahures, la cosa tiene poca gracia. Nos dicen que muchos generales apoyan lo que ha dicho el general Domínguez Buj, pero casualmente no se dice un solo nombre ¿Prudencia?
Las jóvenes generaciones de cadetes, salidas de un sistema de selección donde ya no prima la vocación, poco a poco se irán adaptando a los nuevos aires, hasta que llegue un vivales con coleta y demagogia del “todo a 100”, que trepe a lo más alto, y para ahorrar, suprima el Ejército. Y sin Ejército nos vamos a quedar hasta sin JEMAD y sin JEMEs. Toda una tragedia…
Nosotros, muchos de nosotros, estamos divorciados del “Mando” hasta que alguien decida reponer la estatua del generalísimo Franco de la AGMZ, quitada antes de que el rey firmara la vil Ley que tiraba a la basura al hombre que lo sentó a empujones en el Trono. Es como un símbolo, el primer paso para echar abajo la “Memoria Histórica” que ha humillado al Ejército, saqueado y hasta destruido su Patrimonio. Han arrojado a la basura gran parte de nuestras Hojas de Servicio (¡ojo! y posiblemente unos años de las suyas…). Pero nadie se mueve, todos quietos, callados, sumisos…
Irreconocibles.
Quousque tandem abutere, patientia nostra?
Jesús Flores Thies |