El oprobio del 9-N
La votación del pasado 9 de noviembre en Cataluña ha sido la mejor demostración de que la suerte de la España contemporánea es fruto de una continuada ingeniería de diseño (no queremos asustarles hablando de conspiración), tratamiento sesgado y falaz de todas las informaciones, desprecio absoluto de las normas democráticas y legales, y aberrante odio a la integridad de España.Nosotros hemos visto en el Metro madrileño, no solo en cadenas internacionales o locales catalanas, informaciones de que el 80% de los catalanes habían votado sí a la independencia de Cataluña. Y eso tiene tampoco que ver con la realidad que no cabe explicación “buenista” posible.
Porque, según fuentes oficiales catalanas (ver gráfico), y a pesar de que se admitieron como votantes a menores de edad e inmigrantes, y a que no hubo la menor pretensión de trasparencia y juego limpio en la designación de interventores y el recuento de votos, el sondeo ha demostrado que solo una cuarta parte de la población catalana es independentista.
Total censo electoral nacional (Elecciones
Generales 2011; fuente INE)
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35.779.208
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Catalanes
Censados
(sin comunitarios ni extracomunitarios no censados):
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7.571.000
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Votantes
Oficiales
Censados (mayores de 18 años, sin
comunitarios ni extracomunitarios no censados).
El 15% del censo nacional.
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5.414.480
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De
ellos, votaron en las últimas autonómicas el 67’75% del censo
votante
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3.668.310
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Votantes
convocantes el 9-N
(¡mayores de 16 años y con comunitarios y extracomunitarios no censados!):
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6.297.297
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Votantes
que han participado en la consulta
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2.305.390
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De
ellos, han votado independencia (SI-SI): el 80%
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1.861.753
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De
ellos, han votado no independencia (NO ó SI-NO): el 15%
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335.521
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Personas
que pudiendo votar, no han ido a votar (por tanto, pasan de la
independencia)
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4.063.194
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Proporción
de independentistas sobre el total de posibles votantes 9-N: 28% (menos de uno de cada tres posibles
votantes)
Proporción
de independentistas 9-N sobre la población total catalana: 24%
(menos de un catalán por cada cuatro)
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Además, en 1979, con una participación de casi el 60% del censo catalán, el Estatuto Catalán alcanzó la aprobación con el 88% de los votos (aproximadamente la mitad del censo a favor). En 2006, con una participación de casi el 50%, el Estatuto de Zapatero recibió el 74% de los votos del censo electoral catalán (menos de la mitad a su favor). Es decir, que la proporción de separatistas parece que incluso desciende con el paso del tiempo.
Y eso tras más de 40 años de sistema político impulsando la secesión de muchas regiones de España.
No, en puridad no se puede considerar que “el referéndum” haya sido un éxito rotundo para los separatistas.
Pero, no nos engañemos, ha sido un éxito, otro más, en su cadena de actos para ganar la manipulada opinión pública, nacional e internacional. Además, un acto de fuerza en el que ha ganado el teórico pulso a la Administración Central, que, supuestamente, se oponía, o debía oponerse por mor de la Constitución, al secesionismo.
Por supuesto, ninguno de los partidos políticos del arco parlamentario ha dicho con visos de credibilidad que, democrática y obviamente, sobre lo que pase en Cataluña tienen que opinar todos los españoles. Porque, la herencia de nuestros padres nos pertenece a todos, y ningún hermano, por alienado y enfermo que esté a causa de malas influencias, puede decidir sobre el patrimonio común.
Se preguntarán ¿Cómo se hace en “democracia” para que la mayoría “trague”?. Pues con mucho cuidado, mucha manipulación, grandes dosis de traición y, también, aprovechándose de que quizás no haya democracia, ni aquí, ni apenas donde la inventaron y nos la venden.
El largo Proceso Político para destruir España
Para tener una adecuada visión de conjunto del problema, hay que recordar que, durante los debates parlamentarios de la aprobación de la que sería Constitución de 1978, los senadores Villar Arregui (PSOE) y González Seara (UCD) afirmaron que el término “nacionalidades” incluido en el texto se debía a compromisos tomados en Munich en 1962. Está escrito en las Cortes, no son fábulas.
Luego, luego vinieron el diseño de las Autonomías, con esas uniprovinciales rodeando a Vascongadas (Navarra, Logroño, Santander) y Cataluña (el “reino” de Valencia sin Baleares ni Murcia), premiadas con la ventajosa categoría de “históricas” y a las que, de propina, se les sirve en bandeja las provincias vecinas para que conformen su “Euzkadi Sur” y los “Países Catalanes”.
A ello se añadieron las transferencias, fundamentalmente de cultura y justicia, y el vaciamiento del Estado en ellas, junto con una permisividad asesina con el terrorismo.
Incluso la Jerarquía Eclesiástica ha contribuido, y no poco, a ello, con sus “conferencias episcopales” vasca y catalana (provincias eclesiásticas), su clero buscadamente separatista y la imposición de la “lengua local”.
Por último, el acelerón dado por el Presidente Zapatero con el nuevo estatuto ha sido continuado con la permisividad y complicidad de Rajoy, quien ha financiado la bancarrota catalana y ahora les ha permitido la rechifla de la “consulta”, para que todo el mundo se entere de por donde van los tiros de la “nueva Transición” a una España confederal o lo que sea.
El Proceso Legal
La consulta de marras, y las autoridades y funcionarios que la han convocado y permitido, han sido objeto de múltiples denuncias, porque, por supuesto, además de contra natura, es ilegal. Veamos; lo ha sido por dejación de funciones (Artº 408 del C. Penal; VOX), desobediencia grave (Artº 410 del C. Penal; Manos Limpias, UPyD), prevaricación (Artº 446 del C. Penal; UPyD), y anteriormente hubo varias querellas contra Mas por parte de partidos que, como AES, al no tener representación parlamentaria, y por tan democrático motivo, fueron rechazadas por el Tribunal Supremo.
http://gaceta.es/noticias/rafael-lopez-dieguez-pide-detener-presidente-gobierno-05112014-1240
Se preguntarán por qué no se ha aplicado el artículo 155, y, evidentemente, además de por falta de desarrollo reglamentario (total solo han pasado 36 desde la aprobación de la Constitución y aquí no hay visos de separatismo ni en la ETA), porque no ha querido el Gobierno ni quisieron los anteriores, que hay cosas en las que los partidos mayoritarios están a partir un piñón consensuadamente.
¿Y aquello de traición de “lesa Patria”?. Bueno, es que eso de Patria ya no se lleva y mucho menos lo de traición. Desde la reforma del Código de Justicia Militar de 1985 esas cosas han quedado para tiempo de guerra (de las declaradas, por supuesto, que de las otras ni se trata). El Código Penal de 1995 edulcoró más aun la cosa y hoy somos de los más progresistas países; tanto que no hay forma de que la secesión de Cataluña pueda clasificarse de traición, entre otras cosas porque se ha tachado de nuestro ordenamiento legal toda referencia a la integridad nacional. Vamos, que la traición, como decíamos, y aunque se empeñen en no llamarla así, viene de lejos.
Delenda est Traición
Pero traición es lo que comprobamos casi día a día, y reos de ella son la mayor parte de las cúspides de la Milicie (que olvidan su juramento y el artículo 8º de la Constitución), de la Justicia (a todas luces prevaricadores), de la Iglesia (muchos de cuyos miembros dieron y tomaron sagrado juramento), de la Política (sobre corruptos, prevaricadores) y de la Monarquía (la que pide cumplir y hacer cumplir la ley… y la quebranta).
Sin duda se ha roto el “contrato social”.
El Papa dice que la 3ªGM ha empezado, y Putin y Gorby que la tal va a empezar porque Rusia se opone al Nuevo Orden Mundial. Hay quien dice que estamos en los “últimos tiempos” esjatológicos anunciados en el Apocalipsis y las profecías. En todo caso, y si Dios no lo remedia, estamos en los últimos días de España como nación. Y ni la Tercera Guerra Mundial se quedará en Irán-Iraq-Siria, ni la agonía de nuestra Patria será una balsa de aceite; quizás haya empezado aquí también uno de los combates de la 3ªGM.
¡Ojalá nos equivoquemos!. Y también Francisco I y Putin. Pero puede que, en el peor de los casos, se cumpla aquello de que no hay mal que por bien no venga.