«M. Proudhon ha escrito en sus Confesiones de un revolucionario estas notables palabras: "Es cosa que admira el ver de qué manera en todas nuestras cuestiones políticas tropezamos siempre con la teología". Nada hay aquí que pueda causar sorpresa, sino la sorpresa de M. Proudhon. La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las cosas» (Donoso Cortés).

viernes, 17 de julio de 2009

Si somos hombres debemos defender la fe de nuestros hijos



El autor del Blog "El Brigante" ha dado a conocer en español el siguiente artículo que forma parte de una serie más amplia escrita por James Larson (http://www.waragainstbeing.com). Aprovechamos para reproducirlo y recomendar a nuestros lectores todo lo que se está publicando en http://www.elbrigante.com

El que come al Papa muere
-Proverbio alemán

Una voz se oyó en Ramá, lamentación, lloro y gemido grande; Raquel que llora sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron.
-Mt 2, 18

Todo lo que sigue está escrito en un espíritu de caridad. También está escrito en un espíritu de profunda cautela y hasta de trepidación. He enviado la mayor parte de mis escritos al Papa Benedicto XVI (en septiembre de 2007), junto con una carta personal. En espíritu de obediencia, públicamente declaro que a su sola petición yo dejaría de escribir, detendría la venta de mi libro e impediría, en cuanto me fuera moralmente posible, la ulterior difusión de mis escritos.
Creo que el papado está herido y sometido a sufrimientos, y que estos sufrimientos han afectado profundamente la orientación filosófico-teológica de los papas recientes. Aunque dejen intactas las prerrogativas otorgadas por Cristo sobre Pedro y sobre sus sucesores para todas las épocas, esta desorientación filosófica y teológica ha afectado virtualmente a todo lo demás, en detrimento de la Iglesia y de la salvación de las almas.
Deseo también declarar que no puedo hacer un juicio absoluto o definitivo sobre el pensamiento del Papa Benedicto XVI. Sin embargo, algunos de mis artículos publicados aquí [en su libro The war against being] los escribí después de su elevación al papado. Estos artículos demuestran la continuidad de su pensamiento actual con el contenido en sus escritos previos, pero no pretenden ofrecer un juicio absoluto. Debo añadir que no he percibido ninguna prueba de parte de Joseph Ratzinger de ninguna renuncia a su pensamiento anterior y que, por el contrario, ha manifestado la continuidad esencial de su pensamiento hasta su elevación y aun después de ésta. Como sucede con cualquier otro autor, él estaría obligado por el enérgico imperativo moral de corregir cualquier error serio en sus escritos pasados, en la medida en que fuera consciente de ellos. No soy consciente de ningún esfuerzo por su parte por hacer algo semejante.
Llamo la atención del lector sobre las dos citas que he colocado al comienzo de esta corta introducción. La primera sintetiza de un modo extraordinario el sentimiento de cautela, y hasta de miedo, que cualquier persona en la Iglesia debería sentir al emprender la crítica de una persona que se ha convertido en Papa. La presencia de este temor es necesaria siempre para generar y mantener esa caridad hacia el Santo Padre consustancial al espíritu católico, con independencia de las faltas personales que el pensamiento o la personalidad de un particular ocupante de la silla de Pedro pueda ofrecer como impedimento a la natural expresión de esa caridad.
La segunda cita sencillamente representa la realidad que constituye el momento presente en la vida de la Iglesia. Nos enfrentamos a un holocausto de la vida espiritual y del bienestar de nuestros hijos, que es directamente atribuible al caos en la instrucción religiosa, en la vida sacramental, y en la moralidad que ha sido la herencia de la vida de la Iglesia tras el Vaticano II. Y este caos en todo lo que es católico es directamente atribuible a la orientación filosófica y teológica de miembros de la jerarquía católica y especialmente a los Papas que han reinado durante y después del concilio.
En esta situación, la tensión entre el natural amor católico y respeto por el Papa y el conocimiento de lo que los recientes Papas han perpetrado, o permitido que se perpetrara, sobre niños inocentes se convierte en casi insoportable. En última instancia, el problema de si debemos criticar o no se supedita al problema de ser un hombre. En el Antiguo Testamento, el Señor dice que “antes de que venga el día del Señor, grande y terrible”, Él enviará a Elías, el profeta, para convertir “el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; para que yo no venga, y hiera con destrucción la tierra” (Mal. 4,6). Ciertamente, si somos hombres y hemos de conservar nuestra hombría, entonces nuestros corazones deben volverse a la defensa de nuestros hijos.
Pienso que sólo llegados a este punto –una vez que nuestros corazones verdaderamente se han vuelto a la militancia en defensa de nuestros hijos– cuando nuestros ojos se abren para percibir el alcance de los padecimientos infligidos al mismo papado; cuando advertimos que este sufrimiento debe de ser un castigo por nuestros pecados e infidelidades. Advertimos entonces que la caridad hacia todos –hacia Cristo, hacia el Papa, hacia nuestros hijos y hacia nuestras propias almas– exige la plena manifestación de ciertas verdades que son, de hecho, muy dolorosas para afrontarlas. Si permanecemos en silencio, la oscuridad sólo puede intensificarse y nuestra cobardía y emasculación serán cada vez más pronunciadas.
Finalmente, quiero dejar claro que de ningún modo apoyo ni la posición sedevacantista ni la de la Hermandad de San Pío X, ni la de ningún individuo o grupo que haya desafiado al Papa en su disciplina y gobierno de la Iglesia.

James Larson ©

[El autor de este texto dirige la revista Christian Order. Este texto es la introducción a una serie de artículos en los que reflexiona sobre la situación de la Iglesia y el pensamiento de Joseph Ratzinger. Como condición para publicar sus artículos exige que se publiquen íntegros y que se deje claro que acepta a BXVI como Papa, que no es sedevacantista y que no apoya a la FSSPX].


Reproducido de:
http://www.elbrigante.com/2009/07/si-somos-hombres-debemos-defender-la-fe.html