«M. Proudhon ha escrito en sus Confesiones de un revolucionario estas notables palabras: "Es cosa que admira el ver de qué manera en todas nuestras cuestiones políticas tropezamos siempre con la teología". Nada hay aquí que pueda causar sorpresa, sino la sorpresa de M. Proudhon. La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las cosas» (Donoso Cortés).

miércoles, 29 de abril de 2009

BICENTENARIO DE DONOSO CORTÉS


El mes de mayo, a punto de comenzar, abre paso a la conmemoración del Bicentenario del político y pensador extremeño Juan Donoso Cortés nacido en la localidad pacense de Valle de la Serena el 6 de mayo de 1809 en el seno de una familia hidalga afincada en Don Benito, durante días especialmente turbulentos de la Guerra de la Independencia; cuando aún no se habían apagado en la comarca los ecos de la desgraciada Batalla de Medellín, evocada durante mucho tiempo en coplas y cantares que se dolían de la derrota allí sufrida:

Batalla de Medellín,
bien carita nos costó,
pero en
Arroyomolinos
el francés nos la pagó.
Cuando diversas iniciativas académicas, civiles y culturales, tanto en España como en el extranjero, se disponen a recordar este acontecimiento, no debían quedar al margen del universal reconocimiento al pensador extremeño las instituciones teológicas y culturales vinculadas al catolicismo porque Donoso fue ―antes que nada― un hijo fiel de la Iglesia y su pensamiento maduró al servicio de la reflexión racional sobre el objeto revelado, actividad que es la esencia de la Teología.

A veces se habla de dos etapas claramente separadas en la trayectoria de Donoso, la “liberal” y la “católica” y es cierto que en la década de los cuarenta del siglo XIX hay un proceso que él mismo define con el término “conversión” y que es de naturaleza ante todo religiosa. En julio de 1849 su transformación es total y escribe unas frases que son la mejor definición de lo que significa la religión para un liberal como él lo había sido hasta entonces: «Yo siempre fui creyente en lo más íntimo de mi alma, pero mi fe era estéril, porque ni gobernaba mis pensamientos, ni inspiraba mis discursos, ni guiaba mis acciones». Ahora, por el contrario, el filósofo ha pasado a ser teólogo, el cristiano teórico empieza a moverse en el terreno de la mística y el hombre de mundo, diplomático en el corazón de la política europea y político brillante, sabe lo que es hacer el bien a los más pobres sin que nadie se entere y usa los cilicios bajo su casaca cortesana. Cuando en junio de 1851 publica el Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo viene a plantear que la doctrina católica es la única solución posible para el bien del hombre seducido por las dos esclavitudes que habrán de ensangrentar la historia contemporánea. Un bien que no podría ser tal si prescinde de la perspectiva sobrenatural, como pretenden liberales y socialistas.

Pero la división entre las dos etapas de la vida de Donoso no es tan radical como parece a simple vista o pudiera deducirse de sus compromisos políticos con el naciente Estado liberal. Autores que han estudiado la obra del Marqués de Valdegamas en su conjunto sostienen ―como es el caso de Mª del Carmen de la Montaña Franco en Donoso y la libertad (Cáceres, Universidad de Extremadura, 1996)― que «el germen de sus pensamientos posteriores se encuentra ya en sus primeros escritos y manifestaciones» (p.187) y que «los elementos de continuidad en la obra de Donoso Cortés hay que buscarlos en el terreno del tradicionalismo y no en el liberalismo. La idea que vertebra su pensamiento y en consecuencia su postura política es tradicional y profundamente cristiana».
No resulta necesario encarecer aquí la importancia de conocer el pensamiento de Donoso para entender mejor el mundo que nos rodea e, incluso, la historia de la España contemporánea. Esperemos que el Bicentenario sea una nueva ocasión para redescubrir a un autor, probablemente más conocido y valorado fuera de España y de Extremadura que entre los compatriotas y paisanos de quienes llamaban a Donoso Cortés “Don Juan, el Sabio”.
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miércoles, 22 de abril de 2009

¿HISTORIA EN LIBERTAD?


Símbolos rojos y banderas republicanas: Así se entiende la "Memoria histórica" en Extremadura

El pasado 18 de abril la ciudad de Cáceres acogió la tercera edición de las Jornadas de Historia organizadas por el Foro Historia en Libertad. Nacidas en 2007 teniendo como referente la Historia Militar. Las primeras Jornadas giraron en torno al 70 Aniversario del Bombardeo de Cáceres por la Aviación al servicio del Frente Popular, un hecho silenciado por las conmemoraciones oficiales a pesar de que causó 35 muertos y la destrucción o graves daños de alguno de los más relevantes edificios de la ciudad monumental hoy Patrimonio de la Humanidad.

El año pasado conmemoramos el Bicentenario de la Guerra de la Independencia y ahora, sin perder el horizonte de la historia militar al recordar los 70 años del final de la Guerra Civil, hemos fijado nuestra atención no solo en este último acontecimiento sino en la etapa histórica a que da comienzo el último parte de guerra firmado en Burgos el 1 de abril de 1939. Las Jornadas contaron con la participación de historiadores y especialistas en Derecho de la categoría de Pío Moa, Consuelo Martínez-Sicluna, Fernando Paz, y Miguel Argaya y se recibieron, además, trece comunicaciones. De esta manera quedaba planteada una revisión histórica desde Extremadura de la España de Franco.

En el tiempo que nos separa desde que el Generalísimo Franco asume la Jefatura del Estado, teniendo establecido su Cuartel General en el Palacio de los Golfines de esta misma ciudad de Cáceres, España va a conocer el fracaso de las expectativas regeneracionistas despertadas por la Segunda República, un proceso revolucionario de un carácter marxista predominante aunque no exclusivo, el Alzamiento Nacional, una Guerra Civil, una larga situación autoritaria nacida de la Victoria para desembocar en la Segunda Restauración de la Monarquía y de las formas políticas liberales que abrieron paso a un proceso de desmembración de la unidad de España y de imposición de una cultura dominante con unas formas ajenas a cualquier tradición cristiana y española. Que los años transcurridos bajo el signo de la Constitución de 1978 ofrezcan un balance tan poco brillante en lo que a progreso y libertades públicas se refiere explica en buena medida el interés que la España de Franco sigue despertando incluso entre las generaciones más jóvenes. Como ha escrito Pío Moa, uno de los más acreditados ponentes de estas Jornadas:
«Sólo desde 2004, cuando el terrorismo islámico logró con un solo golpe ―la
matanza del 11 M en Madrid― invertir la política interna y externa de España, se
están tornando realmente serias las amenazas a la democracia y a la integridad
de la nación. El nuevo Gobierno viene practicando una política
extraordinariamente favorable a los terroristas, los separatismos y las
dictaduras del Tercer Mundo. Y fuerzas radicalizadas, en el Gobierno y fuera de
él, ansían imponer por fin la “ruptura” no alcanzada en 1976. Esa “Segunda
Transición” llevaría al país, previsiblemente, de la democracia a la demagogia,
al estilo de otras experiencias históricas».
Mientras la izquierda promueve la utilización del pasado al servicio de este proyecto de transformación cultural, la derecha instalada en lo políticamente correcto pretende una especie de amnesia colectiva. Ambas posiciones se ven respaldadas mayoritariamente por los españoles que siguen votando sistemáticamente por millones al PSOE y al PP y explican que la prensa y los medios de comunicación locales hayan silenciado sistemáticamente uno de los más importantes acontecimientos culturales ocurridos en Cáceres. Por contraste, la iniciativa ha merecido la atención de medios de ámbito nacional como Ya Digital y la Cadena COPE y fue recogida en su integridad por las cámaras de Mi Tierra Televisión (Tenerife), que promueve el ciclo de conferencias recogidas en DVD La Tribuna de la Historia, con la intención de contribuir a preservar y dar a conocer a todo el mundo y a las futuras generaciones la verdad sobre algunos temas suficientemente esclarecidos, pero ciertamente olvidados, y arrojar luz sobre otros que siempre han sido malintencionadamente contados.

Pío Moa ha comparado lo que ocurre en Extremadura con lo que pasa en Cataluña y es cierto que, donde faltan la iniciativa ciudadana, la libertad de expresión y las instancias críticas, el resultado es el mismo; poco importa que el escenario sea nacionalista o socialista. La tierra en la que nacían los dioses deja escaso margen a quienes entendemos la historia como ciencia al servicio de la paz, la concordia y el diálogo.

Paz y concordia, sí, pero sin olvidar que para llegar a ella es irrenunciable la necesidad de luchar al servicio de la verdad que no se impone por sí misma sino que se abre paso dificultosamente y suele dejar mártires entre los que se esfuerzan por defenderla. Porque como dijo Donoso Cortés, extremeño universal, cuyo segundo centenario nos disponemos a conmemorar el próximo mes de mayo:
«sólo en la eternidad, patria de los justos, puedes encontrar
descanso; porque sólo allí no hay combate: no presumas, empero, que se abran
para ti las puertas de la eternidad, si no muestras entonces las cicatrices que
llevas; aquellas puertas no se abren sino para los que combatieron aquí los
combates del Señor gloriosamente y para los que van, como el Señor,
crucificados».

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sábado, 18 de abril de 2009

III JORNADAS DEL FORO HISTORIA EN LIBERTAD

Norberto Pico, Consuelo Martínez-Sicluna (Universidad Complutense) y Angel David Martín Rubio
Norberto Pico, Pío Moa y Fernando Paz

miércoles, 15 de abril de 2009

HIJOS DE LA REPÚBLICA



Este abril se cumplen 70 años de la derrota en los campos de batalla del caos político, económico y militar en que había desembocado aquella República que nació un aciago día del mismo mes en 1931 como resultado de la presión ilegal ejercida sobre un monarca claudicante que no creía ya ni en su misión histórica. Como diría algunos años después José Antonio «el 14 de abril de 1931 aquel simulacro cayó de su sitio sin que entrase en lucha siquiera un piquete de alabarderos» (19-mayo-1935).

Decir que la Segunda República fue un fracaso es casi una tautología pero, desde luego, dicho fracaso no se debió a ninguna negra conspiración sino a un planteamiento erróneo desde el principio. La República implantada en abril de 1931 no era una simple forma de Gobierno en la que el Presidente había de ser designado por sufragio universal sino un régimen político que nació lastrado por una doble hipoteca: la Constitución de diciembre de 1931 y la actuación del Partido Socialista.

Ninguno de los que trajeron la República estaba dispuesto a admitir unas elecciones democráticas y no lo fueron las que sirvieron para formar las Cortes Constituyentes controladas en todos sus pasos por el auto-proclamado Gobierno Provisional. No existía oposición porque la coalición republicano-socialista era la única de las fuerzas en presencia que tenía una organización interna ya previamente establecida mientras que las derechas venían siendo aterrorizadas con episodios como los incendios y saqueos de conventos, iglesias, bibliotecas… llevados a cabo en numerosos lugares de España pocos días antes de las elecciones y carecieron de tiempo y de unas circunstancias que permitieran articular los nuevos partidos. Además, las izquierdas —según el más viejo estilo caciquil— contaron con todo el apoyo del Ministerio de la Gobernación. El historiador Antonio Manuel Barragán Lancharro ha demostrado que en la segunda vuelta, en Monesterio (Badajoz), al igual que en muchas localidades hubo una sospechosa unanimidad y la candidatura oficial arrasó por completo. En la localidad citada votaron 1.374 electores (de 1.818) y 1.369 fueron los votos atribuidos a la candidatura gubernamental. De creer a la sinceridad de la consulta habrían votado a los socialistas Zugazagoitia y Muiño personas que habían ocupado cargos públicos en la vida municipal durante la monarquía o que serían encarcelados por el Frente Popular en julio de 1936 (cfr. http://historiademonesterio.blogspot.com/2008/10/unos-datos-interesantes-sobre-las.html).
Años más tarde el propio el propio Alcalá Zamora reconocerá que aquellas Cortes «adolecían de un grave defecto, el mayor sin duda para una Asamblea representativa: que no lo eran, como cabal ni aproximada coincidencia de la estable, verdadera y permanente opinión española». En consecuencia: «La Constitución se dictó, efectivamente, o se planeó, sin mirar a esa realidad nacional [...] Se procuró legislar obedeciendo a teorías, sentimientos e intereses de partido, sin pensar en esa realidad de convivencia patria, sin cuidarse apenas de que se legislaba para España». Y con toda la trascendencia que da a sus palabras su condición de Presidente del Gobierno Provisional formula esta acusación sobre el nuevo estatuto jurídico: «se hizo una Constitución que invitaba a la guerra civil».

Pero fue el Partido Socialista quien finalmente destruyó aquella República de la que estaba llamado a gestionar su agonía sometido a los dictados de Moscú. El predominio del Partido fundado por Pablo Iglesias se debió a la falta de una base social en la que sustentar el régimen naciente; a la vista del resultado electoral Azaña descartó a los republicanos radicales de Lerroux y dio entrada en su Gobierno a un partido marxista cada vez mas escorado hacia la ruptura revolucionaria con las instituciones democráticas. El socialista Largo Caballero, Ministro de Trabajo, advirtió con toda claridad del papel que aguardaba a los republicanos al amenazar con la guerra civil si las Cortes Constituyentes eran disueltas una vez terminada su función: «ese intento sólo sería la señal para que el Partido Socialista y la Unión General de Trabajadores lo considerase como una nueva provocación y se lanzasen incluso a un nuevo movimiento revolucionario. No puedo aceptar tal posibilidad que sería un reto al partido y nos obligaría a ir a una guerra civil» (Informaciones, Madrid, 23-noviembre-1931). La amenaza se convirtió en realidad en Octubre de 1934 y en 1936.

La tragedia de la Segunda República está simbolizada en figuras como la del Diputado y Ministro Rafael Salazar Alonso. Vinculado desde su juventud al republicanismo, protagonista activo de los primeros pasos de la Segunda República, supo descubrir a tiempo que era imposible que el régimen se consolidara como un marco estable de convivencia y progreso si no conseguía ser un Estado garantizador del orden público y respetuoso con la propiedad y el ejercicio del culto católico y con los demás postulados del régimen social existente y para ello era imprescindible neutralizar a las fuerzas revolucionarias que venían haciendo imposible la convivencia y la modernización de España desde años atrás. Víctima de la venganza del Frente Popular, Salazar Alonso cayó asesinado tras una sentencia del Tribunal Especial de Madrid que dicto un fallo confirmado en el Consejo de Ministros por el Gobierno presidido por Largo Caballero. El antaño golpista se convertía ahora en el último responsable de la muerte de un hombre que estaba convencido de que solo con el cumplimiento de la ley era posible derrotar a la revolución. Su figura es un ejemplo de cómo lo que hubo de bueno en la Segunda República, de afán de libertad y de progreso, de defensa de la unidad de España y de regeneracionismo es un patrimonio que pasó íntegro al Movimiento Nacional. Personalidades como las de Salazar Alonso hacen imposible el intento de identificar a la República implantada en 1931 con la que existía en julio de 1936 y fue derrotada en abril de 1939.

No deja de ser curioso que también los primeros pasos de la República coincidieran con las consecuencias de una crisis económica agudizadas en España por la incompetencia del Gobierno y la actividad subversiva de la izquierda. La solución de los socialistas fue paralizar la incipiente industrialización, destruir las máquinas en el campo y repartir dinero (obtenido de unos impuestos dudosamente gestionados) para asfaltar caminos y hacer zanjas ¿Les suena la receta?

martes, 7 de abril de 2009

TOMADO DE LA MANO CON OBAMA VOY


Imagen: http://jordiarasa.wordpress.com/2009/04/06/%C2%A1por-fin-el-esperado-encuentro-entre-obama-y-zapatero

Este fin de semana los medios de comunicación oficiales y oficialistas nos han saturado con imágenes que expresan las cordiales relaciones existentes entre los presidentes del Gobierno español y de USA, personaje este último curioso donde los haya, al que algunos definen como afroamericano, otros como negro y otros ponen todo el rigor conceptual de que son capaces para demostrar que no es ninguna de las dos cosas. Para José María Marco «Obama es negro, pero no exactamente un afro americano» mientras que algún analista sostiene con toda verosimilitud que «Barack Obama no es negro. El es, para ser exactos y consecuentes con la genética y la etnología, un mulato». Al final va a resultar cierto lo que leí en la ilustración del caricaturista Jordi Arasa: un sonriente Rodríguez le dice a un no menos pagado de sí Obama: «¡Te imaginaba más negro!»; y el otro contesta: «Por lo que me han dicho, tú tampoco eres tan rojo como pretendes». Vamos, que a algunos Obama les parece poco negro y ZP poco rojo.

Viendo a Rodríguez de la mano de alguien que por su cargo antaño habría representado al más negro imperialismo no hay más remedio que evocar los continuos cambios de discurso de la izquierda europea. Siempre me ha llamado la atención que nuestros socialistas encajaran con tanta deportividad un acontecimiento como la Caída del Muro de Berlín y el sucesivo desmoronamiento de los regímenes políticos a los que se había impuesto el socialismo real. Algo que, por su propia naturaleza, habría bastado para relegar estas ideologías al archivo de las más dramáticas pesadillas de la humanidad y no al de las fuerzas políticas con posibilidades electorales. Pero el socialismo sigue avivando el populismo, inspirando despotismo e intolerancia, sembrando el odio, debilitando la libertad y el imperio de la ley y frenando el progreso de los pueblos.
Es cierto que la izquierda europea llevaba desde 1917 mirando a otro lado ante las violaciones de los derechos humanos cometidas en los países comunistas pero, cinismo aparte, hay que reconocer que el derrumbamiento de las viejas estructuras concebidas en el primer tercio del siglo XX por estatólatras del perfil de Lenin o Stalin vino muy bien a una izquierda europea que desde los años 60 parasitaba en un entorno de constante progreso material en el que un discurso decimonónico del género “proletarios del mundo uníos” cada vez encontraba menos eco.

El socialismo en cuanto aplicación de una filosofía, de una concepción de la vida, es un principio que puede ser realizado de distintos modos, conforme a las distintas características de los diversos períodos históricos. Aún más, su acción se adapta de modo necesario a las condiciones históricas. Como consecuencia de esa adaptación a la realidad, el modelo de insurrección bolchevique fue descartado para definir y asumir un modelo distinto, más complejo y más profundo pues compromete orgánica e integralmente las conciencias de las personas. De hecho, la estrategia de acción política directa dio paso a una estrategia de acción cultural indirecta, fundada en un proceso de transformación de las mentalidades. De esta manera, si el liberalismo fue la tesis y el socialismo la antítesis, la síntesis sería el magma en que nos movemos, una ideología común que va más allá de la aparente división entre derechas e izquierdas y en la que aparece recompuesta la unidad de los vencedores en la Segunda Guerra Mundial, rota temporal y aparentemente durante los años de la Guerra Fría.

La raíces norteamericanas de la actual izquierda europea han sido expuestas con detalle por Paul Edgard GOTTFRIED (La extraña muerte del marxismo, Ciudadela, Madrid, 2007). La estrategia dispuesta por el comunista Gramsci fue proyectada por la llamada Escuela de Frankfurt y regresa a Europa desde USA en las elaboraciones ideológicas que activaron y sustentaron el proceso subversivo de los años sesenta del siglo XX, particularmente efectivas entre los estudiantes. Dichos planteamientos son también la base del neosocialismo desarrollado en distintas latitudes durante los años ochenta y noventa y prolongado ya en el siglo XXI con protagonistas como Lula, Evo Morales, Kirchner, Nicanor Duarte, Rafael Carrera, Daniel Ortega y Rodríguez Zapatero. Todos ellos idolatran a Fidel Castro, uno de los déspotas más sanguinarios de la historia, y buscan perpetuarse en el poder asegurándose la reelección ininterrumpida mediante la transformación de la base cultural de las naciones que someten a su ingeniería social.

Si existe alternativa, únicamente será posible si tiene lugar la recuperación de la hegemonía cultural en lo que Gramsci llamaba la sociedad civil (la opinión pública, el “pueblo soberano”). Para Gramsci, esto era más importante y prioritario que alcanzar el dominio de la sociedad política (conjunto de organismos que ejercen el poder desde los campos jurídico, político y militar). Ahora bien, esta recuperación implica la lucha por la Verdad, que no se impone por sí misma, y la capacidad de generar instrumentos coercitivos que, al amparo de la ley, actúen como freno de las tendencias disgregadoras.

Publicado en:
http://www.diarioya.es/content/tomado-de-la-mano-con-obama-voy

EL VALLE DE TODOS




"Sí. Este es el Valle de Todos, como lo llamó el poeta. No es el sepulcro de los rojos ni de los azules, ni, como algunos han pretendido, el faraónico monumento del Caudillo. Es la gran Cruz de una guerra que no desencadenaron ni unos militares ni una sola generación, sino las sucesivas generaciones que no supieron traer a España la justicia social, que dividieron a las clases, que cegaron a los poderosos y envenenaron a los humildes. Es el Valle de la gran Cruz que hay que evitar que vuelva a tener que alzarse sobre los hijos y los nietos de aquellos que descansan bajo sus brazos. Ante esta Basílica, ante estos muertos de la guerra de 1936, de la gran Cruzada de Liberación de todos los males de nuestra Patria, dejamos escritos estos versos:

Aquí están. Eran hombres y tenían
la vida por delante y tan hermosa
que España era a sus pies como una rosa
o como un leño al fuego en el que ardían ...

Lucharon como torres que caían
para llegar al cielo y, poderosa,
la guerra les fue dando, fosa a fosa,
razón para saber por qué morían.

Y sucede que, al fin, todos iguales
están bajo esta roca, horizontales,
dándole peso y sombra a la montaña.

Y aquí, sobre el silencio de los muertos,
los brazos de la Cruz están abiertos
como clamando al cielo por España".

LUIS LÓPEZ ANGLADA