En plena tormenta bursátil por el miedo a una nueva recesión en Europa y con millones de personas pendientes de cómo España gestiona la crisis del ébola, el Banco de España acaba de publicar los siempre jugosos datos de la Balanza de Pagos Española. Son jugosos per se para cualquier economía abierta –la nuestra lo es- pero lo son aún más por las esperanzas depositadas en el sector exterior como hoja de ruta para salir de la crisis.
Los datos no son alentadores. De esto ya hemos venido hablando pero ahora le daremos otra vuelta de tuerca. El superávit por cuenta corriente en julio de 2014 se situó en 1,4 miles de millones (mm) de euros, frente a 2,2 mm en el mismo mes de 2013. Esta evolución se explica por el menor superávit de la balanza de bienes y de servicios. Las estimaciones muestran un incremento de las importaciones de bienes y servicios superior al de las exportaciones (12,6 % y 6,5 %, respectivamente).
La balanza de bienes contabilizó en el segundo trimestre un déficit de 4,6 mm, frente a 0,7 mm en el mismo periodo del año anterior. Esta evolución se explica por el incremento de las importaciones (4,6 %) y el descenso de las exportaciones (del 1,6 %). El Banco de España señala de acuerdo con los datos de Aduanas, que la ampliación del déficit de bienes se explica por el descenso del superávit de bienes no energéticos, ya que el déficit energético se redujo. Este último dato nos va a ayudar bastante pues el precio del petróleo sigue bajando (los nuevos yacimientos superan las necesidades) y España es fuertemente dependiente del petróleo.
Pero el estancamiento de nuestras exportaciones es lo que verdaderamente preocupa. La razón es que el 58 % de nuestras exportaciones se destinan, además de a EE.UU., a países europeos con riesgo de entrar en una nueva recesión. Estos países son Francia, Alemania, Italia, Portugal, Reino Unido, Países Bajos y Bélgica. De ellos, Alemania e Italia registraron un crecimiento económico negativo en el último trimestre del -0.2 % mientras que Francia mostró un estancamiento total.
España sabe bien que debe orientar sus exportaciones a mercados menos maduros que el europeo y con más capacidad de crecimiento. Pero eso ni es fácil ni es tarea de unos pocos años.
Retomemos los datos del Banco de España y analicemos el otro componente que, junto con la balanza de bienes integra la balanza por cuenta corriente, esto es, la balanza de servicios. Esta balanza servicios generó en el segundo trimestre de 2014 un superávit de 11,9 mm, ligeramente inferior al registrado hace un año (12,5 mm). Parte fundamental de este apartado es el turismo cuyo superávit se amplió en 0,2 mm, hasta los 9,1 mm y el saldo positivo de otros servicios se redujo en 0,8 mm, hasta los 2,8 mm, con respecto al mismo período del año anterior. En definitiva, los ingresos por turismo siguen siendo un balón de oxígeno vital para la economía española y aquí es donde España se la juega en cómo se ve desde fuera la capacidad de gestión de la crisis de ébola. No sólo los medios de comunicación sino también la clase política tiene aquí una responsabilidad determinante. Si, como es habitual, el cainismo se impone en esta cuestión de salud pública, las consecuencias para el turismo no sólo serán fatales sino difíciles de superar a medio plazo. A nadie se le escapa que, como destino turístico, España se ha beneficiado de la crisis de los Balcanes de finales del siglo pasado y de la “primavera árabe” de estos últimos años. Un cambio en la imagen internacional de España como consecuencia del riesgo de contagio de ébola sería fatal además de injusta.
Concluyamos echando un vistazo a los datos de la balanza de capitales. El Banco de España señala que el saldo de la cuenta de capital mostró en julio un superávit de 0,1 mm, frente a los 0,4 mm de julio de 2013. Como resultado, el saldo agregado de las cuentas corriente y de capital fue positivo (1,5 mm), pero inferior al del mismo mes del año anterior (2,7 mm). En el conjunto de los siete primeros meses del año, la economía española experimentó una necesidad de financiación de 2,6 mm de euros, frente a una capacidad de financiación de 9,7 mm en el mismo período de 2013.
Con los datos de julio, en el acumulado de los siete primeros meses del año 2014 se estima una salida neta de capital de 15,1 mm. Por tanto, parece que no han cuajado aún las inversiones extranjeras en valores españoles como se intentó exhibirse, por ejemplo, con las inversiones de Bill Gates y otros en empresas españolas.
El resumen de lo anterior es que la incipiente recuperación de la economía española se enfrenta ahora a dos importantes problemas externos. El primero es el riesgo de nueva recesión de parte de nuestros principales socios comerciales y la consecuente caída de las exportaciones. El segundo y más importante es el posible impacto negativo que la crisis del ébola pueda tener en nuestro turismo. Nadie dijo que esto fuese fácil.
José Manuel Cansino |