NEGROS.-Y decimos “negros”, y no subsaharianos (al sur del Sahara también está la Antártida), porque respetamos el color de su piel que, casualmente, es negra. Una guapa locutora de origen guineano-español dijo que ella era negra, y no de “color”, que en Física se estudiaba que el “negro” es la ausencia de color… ¿Por qué engañarnos? Ella estaba orgullosa de ser negra.
Dicen los que saben de esas cosas que nuestra Eva fue negra, por supuesto que también lo sería Adán, pero no olvidemos que madre no hay más que una… Así que un respeto hacia esa raza, pero si después de leer estos comentarios, alguien se empeña en llamarnos xenófobos, por favor, que no se prive de ese capricho…
Hace casi medio siglo, viajando por los EEUU, un norteamericano nos preguntó: Y en España ¿también tienen que ir los jóvenes forzosamente a la guerra?; porque ellos estaban metidos de hoz y coz en la de Vietnam. Y otra pregunta: ¿cómo han solucionado en España el problema negro? Y él decía “negro” y no afroamericano, calificativo que se impuso años después. Nuestra respuesta fue muy sencilla: España no tiene guerra pendiente con nadie, y en España no tenemos problema negro porque no tenemos negros. En el año 1965 nuestra guerra contra la peste etarra sólo se adivinaba, y en España apenas si había negros, algún cantante, algún boxeador… Fue entonces cuando al norteamericano nos dijo: ¿Sin guerra del Vietnam y sin negros? ¡Vaya país con suerte!
Es indudable que el problema negro en los EEUU, problema creado por la codicia y avaricia, además de la crueldad del “blanco”, había sufrido grandes cambios desde la guerra de Secesión, mas no definitivos. Lo comprobamos en aquel año, y lo podemos comprobar, de lejos, en estos días, viendo los sucesos de Ferguson. En aquellos barrios, en los que abundan los negros, porque conforme estos iban adquiriendo casas, los blancos se van marchando, lo que nos recuerda a un matrimonio “blanco” de El Paso, en Tejas, que buscaba casa y al que en nuestra ignorancia informamos de un bonito chalet que habíamos visto desde el coche y que se vendía a buen precio. Nos dijeron estos amigos: si nos viniéramos a vivir a este barrio, con mayoría negra, perderíamos a todos nuestros amigos. ¿Ha cambiado mucho hoy día esta actitud en los EEUU? Viendo lo de Ferguson…
Indudablemente algo ha cambiado gracias al cine y la televisión. Nos gustan las películas de Sidney Poitiers, de Friedman y nos reímos con al patoso de Murphy, ya no es la América que vemos en esas antiguas fotos de ciudades norteamericanas, de finales del XIX, principios del XX, con paisajes urbanos, calles, coches… en las que no aparece, ni por error, un solo negro. Esto viene a demostrar que, en definitiva, al negro ya puede vivir casi de igual a igual dentro de la cultura blanca. No al revés….
Y no podemos dejar de mencionar aquí el envío de antiguos esclavos negros a Africa, liberados después de la guerra de Secesión. Los generosos liberadores eligieron como tierra para negros libres lo que hoy es Liberia. Se les olvidó preguntar su opinión a los habitantes de aquella zona de África, a la que se le venía encima tanto liberado americano, y por eso pasó lo que pasó, que los recién llegados tomaron al pie de la letra que aquella era su tierra y metieron en un puño a los autóctonos porque para eso eran más listos y ya tenían ellos un baño de cultura “blanca”. Con todo, cuando estudiábamos Geografía, era Liberia, junto con Sudáfrica, el único país no colonia ni protectorado en el gran queso africano. Liberia sigue teniendo problemas internos, externos, y no decimos mediopensionistas porque el tema es muy serio. Muchos emigran y los descendientes de los que desembarcaron hacía 150 años pensarán ¿Y por qué no nos dejaron allí, en los EEUU? A lo mejor sería hoy millonario y actor aun mejor que Morgan Friedman…
Sin profundizar aquí en razones y causas, no podemos dejar de anotar que el país más pobre y atrasado de América es el único país íntegramente negro, y cosa sorprendente, el primero que se independizó de eso que denominan América Latina.
El negro, “reconvertido” en gran parte en mulato, se ha desarrollado en la América Española de forma más lógica, humana y racional, pero dejando siempre el “mando” al “blanco”. Tenemos el ejemplo de Cuba, cuyos dirigentes, desde Sierra Maestra (tenemos la excepción de Almeida), son blancos.
Vamos a dejar aquí el tema para reanudarlo en una segunda “dosis” sobre la negritud, esta vez en el mundo no americano y en la España actual.
Jesús Flores Thies |