También, siguiendo la dinámica tertuliana del año en curso, tendrá su sitio preferente en los resúmenes la nueva reinvención del marxismo que en poco más de medio año ha cambiado su discurso y su programa de tal manera que apunta a ser un alumno aventajado de la casta política a la que supuestamente se opone.
De quien tampoco van a olvidarse los resúmenes del año (o eso sería lo más lógico) es del presidente Rajoy. Un gobernante que apela a la Constitución y a las leyes y que es incapaz de hacerlas cumplir cuando llega el momento no es algo que veamos todos los días. Sobre todo porque la obligación de un Estado, independientemente de su condición política, es la de hacer cumplir las leyes que rigen a la comunidad gobernada para garantizar el orden y la estabilidad social. Pero los secesionistas han encontrado en Mariano un gran apoyo para su causa y sólo así se explica, ante la estupefacción del mundo civilizado, que unos señores pusieran en duda la unidad de España con unas cutres urnas de cartón.
Hay quien habla de un fin de ciclo. Otros, casi histéricos, ya están con el “¡Que vienen los rojos!”. Los hay que insisten en “regenerar” el régimen. Cada cual puede tener su teoría. Pero hay un par de cosas que tengo muy claras: al españolito medio sólo le interesa tener estabilidad económica y laboral (y no comete ningún delito por quererlo), y los dirigentes políticos que vemos a diario por la tele tienen garantizados los votos de sus acólitos. Lo comprobé personalmente el pasado día 22 en Madrid con las reacciones de las beatas peperas a las consignas falangistas contra el Gobierno durante la marcha provida (un personaje incluso tuvo la desfachatez de criticarnos por “politizar” la marcha, que según él sólo era un acto provida). Si Mariano Rajoy y el Partido Popular siguen teniendo millones de votos a pesar de no sacar ni una reformilla de la Ley del Aborto y a pesar del butifarréndum, ¿cómo no va a tener Podemos otros millones a pesar de la admiración de sus dirigentes por los Castro, los bolivarianos y los abertzales?
Como siempre, quien pierde en este juego es el español de a pie, sea estudiante, trabajador o empresario autónomo; y quien gana, al margen de quien gobierne, es el banquero, el político profesional, las grandes fortunas y el comunista que parasita la enseñanza pública. Así ha sido al menos hasta este año. ¿Cambiará en 2015? ¡Dios lo quiera!
Gabriel García Hernández |