«M. Proudhon ha escrito en sus Confesiones de un revolucionario estas notables palabras: "Es cosa que admira el ver de qué manera en todas nuestras cuestiones políticas tropezamos siempre con la teología". Nada hay aquí que pueda causar sorpresa, sino la sorpresa de M. Proudhon. La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las cosas» (Donoso Cortés).

sábado, 8 de marzo de 2014

La Iglesia y la Transición

 
En relación con el artículo publicado en Alfa y Omega: De la insuperable contribución de la Iglesia a la Transición. Impulsora de la democracia (n.804, 25-X-2012) pueden ser de interés algunas precisiones:
 
1. Sobre las presuntas fricciones de la Iglesia con el régimen de Franco, es cierto que algunos obispos pudieron moderar tendencias totalitarias existentes en personas o movimientos que participaban en un sistema tan heterogéneo. Dicha intervención no puede atribuirse a un elemento extrínseco, sino que fue consecuencia del sentido católico de un Estado en el que se había subrayado la proyección social que dimana de la inspiración de la Iglesia. Este principio fue formulado en las Leyes Fundamentales: «La nación española considera como timbre de honor el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la santa Iglesia católica, apostólica y romana, única verdadera y fe inseparable de la conciencia nacional, que inspirará su legislación»
 
2. Más allá de episodios anecdóticos, el Vaticano II no supuso ninguna crisis grave, como lo demuestra la rápida adopción de sus exigencias de libertad religiosa, hecho «tan opuesto a la significación originaria del alzamiento y régimen español, como a la tradicional doctrina de la propia Iglesia católica», en expresión de Rafael Gambra. Eso no significa que la agitación de los años 60 y 70, manifestación no sólo de una agitación político-partidista, sino de una verdadera crisis interna de la Iglesia, afectara trágicamente a la Iglesia española y a sus relaciones con el Estado.
 
3. Tanto Pablo VI como algunos eclesiásticos favorecieron la deriva de los acontecimientos en la llamada Transición. Pero dicha postura no fue unánime, como lo demuestran, por ejemplo, las precisiones críticas publicadas con ocasión del referéndum constitucional por el arzobispo don Marcelo González, a las que se adhirieron 8 obispos. El resultado del proceso fue el establecimiento de un sistema en el que no se ha enseñado cuál es la misión específica del poder en lo moral y religioso, y en el que no se han inculcado eficazmente las exigencias morales del orden constitucional, por lo cual, aunque se reconociera su insuperable contribución a la Transición, no por ello podría hacerse un balance positivo, en lo que al cumplimiento de la misión específica de la Iglesia se refiere.
 
Nota publicada en la revista Alfa y Omega
Para una más aplia exposición histórica del período, recomendamos escuchar las conferencias de D.José Guerra Campos sobre la Iglesia en España (1936-1975)
 
Publicado en Tradición Digital