«M. Proudhon ha escrito en sus Confesiones de un revolucionario estas notables palabras: "Es cosa que admira el ver de qué manera en todas nuestras cuestiones políticas tropezamos siempre con la teología". Nada hay aquí que pueda causar sorpresa, sino la sorpresa de M. Proudhon. La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las cosas» (Donoso Cortés).

viernes, 19 de diciembre de 2008

EL FRAUDE DE LA MEMORIA HISTÓRICA (I): Las listas de Extremadura

Las listas de la memoria histórica en Extremadura: ¿fraude o incompetencia?

Martín Rubio demuestra la falacia de la memoria histórica en Extremadura

Extremadura fue sin duda una de las más afectadas por las ejecuciones que tuvieron lugar durante la pasada Guerra Civil Española. Ahora, la prensa regional ha informado de la publicación en Internet de la lista de los 13.993 fusilados de la Guerra Civil en la región extremeña. Los investigadores del Proyecto llevan cinco años recorriendo archivos y recopilando testimonios directos cuyos resultados ven ahora la luz. Pero en las listas de víctimas del franquismo se ha atribuído a la represión causada por los nacionales un porcentaje de víctimas que en realidad se deben a otras causas, por lo que los balances finales no pueden aceptarse.

Redacción Cultura - 19-12-08
En un estudio realizado por Ángel David Martín Rubio sobre la represión publicado en 1997, pudieron obtenerse unas cifras derivadas de las estadísticas oficiales publicadas por el INE que situaba a las víctimas de Badajoz en la zona frentepopulista en torno a las 1.400 personas y en un mínimo cercano 5.000 para las de zona nacional y posguerra. Unos valores que invitan a plantear con toda seriedad y respeto la cuestión.

Ahora, la prensa regional ha informado de la publicación en Internet de la lista de los 13.993 fusilados de la Guerra Civil en Extremadura (Diario Hoy, Badajoz, 17-diciembre-2008).

Los investigadores del Proyecto de la Memoria Histórica, responsables del trabajo, estiman que aún faltan 1.500 nombres por documentar y según informó Julián Chaves Palacios, director del equipo, llevan cinco años recorriendo archivos históricos y recopilando testimonios directos cuyos resultados salen ahora a la luz. Los responsables de este equipo sumando los fallecidos de Cáceres y Badajoz, obtienen 12.501 para lo que ellos llaman "la represión franquista" y 1.496 como consecuencia de "la represión republicana".

A pesar del esfuerzo realizado tenemos que reconocer nuestra decepción al hacerse público el resultado de unas investigaciones que se han demorado durante años y que se supone están respaldadas por las instituciones cuyo sello aparece en la página Web en que han sido difundidas estas listas (Universidad de Extremadura, Junta de Extremadura y Diputaciones de Cáceres y Badajoz).

La propia investigación de Martín Rubio y su equipo acerca del período de la República, la Guerra Civil y la España de Franco en la provincia de Badajoz les permite constatar que se ha repetido lo que venían practicando de manera poco escrupulosa otros historiógrafos han practicado hasta ahora.

Es decir, se atribuyen a la represión causada por los nacionales un porcentaje de víctimas que en realidad se deben a otras causas por lo que los balances finales no pueden aceptarse. (cfr. http://historiaex.unex.es/media/rep_fran_fin.pdf).

Así, confrontando estas listas de manera superficial, puede comprobarse que se mezclan con las verdaderamente causadas por la represión nacional muertos con anterioridad a la fecha en que se ocuparon las poblaciones por los nacionales, víctimas izquierdistas, bajas por bombardeos y explosiones, asesinados por los frentepopulistas, o por partidas de izquierdistas huidos, miembros del Ejército nacional muertos en acción de guerra o del propio Ejército Popular en idénticas circunstancias. En algunos casos, se trata probablemente de caídos en acción de guerra por acción de los milicianos que fueron inscritos como muertos en choque con los marxistas aunque también son aquí contabilizados como víctimas de la represión nacional.

Además, en localidades donde hubo combates de relieve, las muertes correspondientes al día de lucha se incluyen en su totalidad como si fueran a causa de la represión; lo que nos llevaría al absurdo de tener que admitir que no fue inscrita ninguna baja ocasionada en acción de guerra.
Cabe recordar, por último, que la presencia de víctimas de izquierdas es uno de los rasgos definitorios del terror en la llamada zona republicana debido a las luchas por el predominio en la propia retaguardia y al afianzamiento del control soviético.

Otra circunstancia digna de notarse es que estas listas no solamente cometen errores al pretender contabilizar las víctimas de la represión nacional sino que también lo hacen con las de la represión en la retaguardia frentepopulista, tal vez por no tener que aceptar los datos que otros historiadores ya habían aportado con mayor precisión.

Esto último corrobora la impresión de que no estamos ante simples errores o imprecisiones que pueden aparecer en cualquier trabajo de esta naturaleza.

Aunque lo cierto es que la mayoría de ellos se podían haber subsanado simplemente con haber tenido en cuenta las aportaciones y la investigación que hemos hecho otros historiadores en lugar de aplicarnos la censura o la descalificación unilateral como la que tuvo lugar en noviembre de 2004 en el Simposio sobre la Memoria Histórica de los sucesos de 1936 en Badajoz. De haberlo hecho así se podría haber alcanzado una mayor precisión en lo que al número de víctimas se refiere y, sobre todo, un avance en su explicación historiográfica al margen de prejuicios ideológicos.

Y es que la llamada recuperación de la memoria histórica forma parte de un proyecto que nada tiene que ver con la historia a no ser su empleo como arma de un combate caracterizado por frecuentes episodios de pobreza conceptual, deterioro moral, agresividad y eliminación de toda voz discordante por eso parece que se ha preferido avivar artificialmente el debate sobre los muertos manejando cifras redondas con las que se pretende superar las no menos arbitrarias que se han dado para otros lugares y silenciando que no es esa la cuestión más importante.
La verdadera tragedia histórica se quiere ocultar y, para eso, se necesitan miles de muertos atribuidos a un bando. Como han puesto de relieve otros historiadores europeos para circunstancias parecidas, la elaboración de discursos que eluden análisis complejos recayendo en el simplismo maniqueo, tiende a imponer una visión de la historia sustentada en los valores que se pretenden imponer desde el presente.
Tal y como señala Martín Rubio, "silenciar elementos significa prescindir de la complejidad de los procesos históricos, del papel real que desempeñaron los protagonistas, de las luchas por la hegemonía en un determinado momento".
En suma, afirma Martín Rubio, "se priva a los ciudadanos que se preguntan sobre problemas que a veces les afectaron directamente, a ellos o a su familia, de las posibilidades que la historia y el método de investigación histórica aportan como única herramienta para un conocimiento racional del pasado".

Por el contrario, prosigue el analista, "la Historia puede servir como fundamento de una convivencia equilibrada cuando se establece en los términos que ya señalaron los clásicos, es decir, procediendo con buena fe, sin encono sectario y tras someter a crítica la información aportada por las más diversas fuentes". Lamentable, "la aportación de este equipo de investigadores no parece que se haya hecho para situar el conocimiento del pasado más inmediato en el necesario terreno de una historiografía entendida como ciencia al servicio de la paz, la concordia y el diálogo", concluye el autor

Publicado en:
http://www.cope.es/19-12-08--martin_rubio_demuestra_falacia_memoria_historica_extremadura,25236,1,noticia_ampliada