«M. Proudhon ha escrito en sus Confesiones de un revolucionario estas notables palabras: "Es cosa que admira el ver de qué manera en todas nuestras cuestiones políticas tropezamos siempre con la teología". Nada hay aquí que pueda causar sorpresa, sino la sorpresa de M. Proudhon. La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las cosas» (Donoso Cortés).

viernes, 18 de diciembre de 2009

Duelo poético en Badajoz

En los Jueves Literarios del Gran Café Victoria de Badajoz, autores -noveles o consagrados- leen sus poemas, en un tono cultural muy entrañable. La calidad es variable, pero el ambiente es bueno. El pasado jueves 10, intervino alguien de nombre Eladio que se despachó con un conjunto de soflamas versificadas sobre la memoria histórica, el dictador Franco, los asesinos falangistas, los fascistas y la derechona ... "Poesía" staliniana al más puro estilo del peor Machado (Antonio) o de Alberti. Ya se sabe, las checas y el gulag eran lugares que inspiraban al vate menos motivado.


Afortunadamente había en la sala un poeta de esos que aprendieron a poner en su sitio al prójimo en castellano como hacían nuestros clásicos. Y una semana después, en un café de Badajoz se dedicaron estos dodecasilabos "a uno que se equivocó de sitio".


Con la péndola mojada en sangre roja,

pero no del rojo limpio de la vena,

sino el rojo de la inquina y la gangrena,

en que la pluma siniestra hurga y moja.


Con la ponzoña que el rojo siempre arroja,

supurada del pasado que les quema,

y el afán de revanchismo que es su lema,

un reconcomido más, se despioja.


Y creyendo que el Victoria es un estadio,

en lugar de declamar allí un poema,

se despacha con un mitin partidario.


Por su hechura del patio de Monipodio,

quien de tan mala color tiene la flema,

No merece haber por nombre, sino Elodio.


AGR.