«M. Proudhon ha escrito en sus Confesiones de un revolucionario estas notables palabras: "Es cosa que admira el ver de qué manera en todas nuestras cuestiones políticas tropezamos siempre con la teología". Nada hay aquí que pueda causar sorpresa, sino la sorpresa de M. Proudhon. La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las cosas» (Donoso Cortés).

martes, 10 de febrero de 2015

JESÚS FLORES THIES: Barómetro y termómetro

Esta viñeta la dibujamos cuando los “domésticos” eran del partido socialista, pero como no tenemos ganas de dibujar a los nuevos domésticos al servicio de los llanitos, los del insoportable PP, nos servimos del viejo material para completar este tema sobre Gibraltar. Son los mismos perros, aunque con distintos collares

Gibraltar ha venido a ser el barómetro que marca la presión patriótica o la temperatura moral de esta España que sestea sin rumbo, sin ideas, sin ideología y sin gracia, dicho así de forma suave para que no nos tachen de pesimistas.

El bombardeo mediático, publicitario o simplemente idiota al que someten a esta sociedad, es de tal calibre, que permite que alguien divulgue por internet un relato, atribuido a un motorista de la guardia de Franco, que aseguraba al asombrado lector que Franco metía en el Rolls a un doble junto a doña Carmen, mientras que él, al que le gustaban mucho las motos, se disfrazaba de motorista de su guardia y así se libraba de un posible atentado. Egoísta actitud la del “dictador” cuando lo que hubiera tenido que hacer es haber asumido personalmente el peligro y quedarse en el “Rolls”, disfrazando en cambio a doña Carmen de sargento de la Guardia Mora para hacerla cabalgar en lugar poco peligroso, lejos del coche oficial, en la que una doble se jugaría por ella la vida. Y es que hemos descubierto que cuanto más absurda y estúpida es la mentira más creíble se hace al personal sesteante.

Y a ese personal sesteante, desarmado, desalmado (desprovisto de alma) y aburrido, hablarle de Gibraltar y de la perpetua humillación que representa el Peñón clavado en el talón de España, es perder el tiempo. Y si ese CIS, tan oportuno para quien lo maneja, hiciera una encuesta entre españoles de todos los taifas autonómicos, sobre el interés de los españoles por recuperar Gibraltar, el resultado sería desolador. Esta es una España sin presión y con el termómetro a punto de sacar el mercurio por abajo.

El primito del fortote Zumosol (Juice Sun…) británico, el apellidado Picardo, viene a España a contarnos sus teorías sobre lo que él llama “Roca”, término asumido por muchos medios informativos para eliminar al caduco “Peñón”. De haber ocurrido esto en los años republicanos, tanto Picardo como los bellacos españoles (de pasaporte) que le arropaban habrían salido del Hotel, el lugar de la conferencia, por la ventana. No mencionamos los tiempos denominados “franquistas” porque esa situación jamás se hubiera podido producir. Pero es que las juventudes patriotas que se agitaban en los años previos a la guerra civil, creadoras de periódicos, de organizaciones patrióticas activas, con una media de edad de 25 años, eran cosa seria. 

Arropaban al gibraltareño dos personajes, dos traidorzuelos, uno el vasco-venezolano, odiador compulsivo de España, que sueña con ver dinamitar el Valle de los Caídos, Ignacio Anasagasti, Iñaki o Iñaqui para los íntimos: el otro Juan-Joan Tardá, un raro melenudo catalanista, que tiene en común con el otro, no sus greñas capilares, que aquel sólo peina un jopo al bies, sino su odio y desprecio a España de la que viven como garrapatas agarradas a la piel del viejo león enfermo. Nos dicen que también arropaban al llanito unos cuantos socialistas, mostrando esa falta de patriotismo que caracteriza a este siniestro partido.

Esta situación, que a una contertulia le parecía normal y lógica, sólo se puede dar en la España sesteante. No creemos posible que en Argentina, con un problema similar al nuestro, un súbdito británico usurpador de Las Malvinas pudiera dar una conferencia para defender unas Malvinas británicas, arropado por unos cuantos bellacos del ramo de la traición.

Gracias a una tertulia de la derecha “moderada” nos hemos enterado de que Montoro, ministro de Hacienda, no quiere entrar en Gibraltar si no es bajo la Bandera de España.

El invitado de VOX mostraba su sorpresa ante unas palabras del tal Montoro que, además de su saca-pecho patriótico, decía que lo que pasa en Gibraltar es delictivo, que esto no puede ser, que allí hay contrabando, dinero negro… El de VOX comentó que el señor Montoro no es periodista para contarnos lo que se delinque en Gibraltar, sino un ministro español que ha de impedirlo con medidas duras y eficaces, exactamente las que no hace.

La desidia, que no roza la traición, sino que es pura traición, de los sucesivos gobiernos desde la muerte de Franco, ha afirmado más que nunca la presencia de la pata británica en Gibraltar. Todo se permite: ampliación de territorio; la ocupación ya definitiva de la zona del istmo con su aeropuerto, que depende de España para las autorizaciones de vuelo por el espacio aéreo; el uso de las peligrosas plataformas que suministran de forma ilegal en el mismo Estrecho a buques que lo solicitan; la presencia de submarinos nucleares para arreglar parte de su chatarra; el fondeo de bloques de cemento; la importación del Peñón de arena y piedra de canteras y playas españolas para esas tareas de ampliación ilegal del territorio usurpado; el envío mediante sociedades fraudulentas de dinero negro que escapa a los impuestos españoles; el brutal contrabando de tabaco, que Hacienda reconoce que es una de las causas de la menor recaudación, que no se ha producido porque el español fuma menos, sino porque el porcentaje de tabaco de contrabando, organizado y montado en Gibraltar, en enorme; el envilecimiento de unas amplias zonas limítrofes cuyos comerciantes y políticos, con sus contactos en el Peñón, se enriquecen con toda impunidad…

La lista de agravios es enorme, para que ahora el señor Montoro haga de informador dolido y no de eficaz ministro. El impresentable Zapatero mandaba a su ministro de AAEE a Gibraltar para hacerse la foto, pero el del PP, se tira unos farolillos al hacerse cargo de su cartera, para después dejar hacer, siguiendo las cobardes y humillantes normas de su gobierno.

¿Y DEFENSA? ¿Qué ordena DEFENDA a sus súbditos los “Mandos” de Tierra, Mar y Aire? Pues ordena mirar para otro lado, callar, no oír nada, y a ser posible, ni oler. Manda a nuestros soldados a zonas donde la soberanía española ni se discute ni interesa, y deja hacer en nuestro entorno gibraltareño, humillándose nuestra Marina ante las patrulleras llanitas o albionas, y abandonando a la Guardia Civil a la que no permite acercarse al infectado Peñón por aguas jurisdiccionales que son españolas.

Un contertulio hizo ver las enormes ventajas que para La Línea y Campo de Gibraltar representó el cierre de la verja en 1968, aunque lógicamente nadie mencionó al gobernante español que tomó esa decisión. Mencionar a Franco puede perjudicar a todo un brillante futuro profesional. Porque lo único que hay que hacer, ya que somos en el campo militar mucho más débiles que nuestro “aliado” británico, es cerrarle el grifo, es decir, cerrar la verja y no permitir que ni el aire pase por encima. Obligar al cierre del aeropuerto y dar datos del lugar donde hay una mesa y dos (sólo dos) sillas para conversar, España y Gran Bretaña, sobre la entrega del Peñón. Y luego, a esperar. A esperar que el que lleva la caja fuerte británica monte en cólera por el dinero que hay que mandar a la “Roca” en vez de beneficiarse de ella. Lo que habría pasado si no fuera por la serie ininterrumpida de traidores a España en este tema gibraltareño, desde González hasta el pelmazo de Rajoy, que abrieron y dejaron abierta la verja. De esa forma, uno de los paraísos fiscales, quizá el más importante de los que la Gran Bretaña tiene distribuidos por el mundo, se convertiría en un infierno para los recaudadores de su Graciosa Majestad.

España carece de política exterior, de ahí ese tic-tac del péndulo… “OTAN SI, OTAN NO…”, “IRAK SI, IRAK NO…” Nos meten en conflictos que no son nuestros y que a la larga nada solucionan, al contrario, como decía el presidente de Siria, cada acción de los EEUU y sus aliados se convierte en fracaso que deja a estas regiones en peor situación de la que estaban, y conseguían además el odio hacia “Occidente” de esas zonas “liberadas”. A nosotros, los libios nos odiarán menos que a otros, ya que para solucionar el problema libio, España se limitó a mandar un eficaz y oportuno submarino… 

El primito Picardo tiene al menos bien claras las ideas. A él le da igual presidir un territorio creador de riqueza corrupta y que vive de los privilegios que le concede el país depredado, España. Sabe lo que quiere, se protege bajo el paraguas británico al que paga en especies abundantemente y, de paso, viene acá a explicárnoslo, de la manita de unos traidores, de los que en España abundan como las setas. Por el contrario, aquí, el barómetro nos muestra bajas presiones que anuncian tormentas, y a su lado el termómetro tirita de frío. Y nuestras Fuerzas Armadas, antes Ejército, a repartir bocadillos en Haití, que queda lejos de Gibralatar. 

Jesús Flores Thies