Hoy,
1 de septiembre, ha comenzado a ponerse en práctica la subida del IVA
decidida unilateralmente por el Partido Popular el pasado 13 de julio.
Todos los analistas coinciden en señalar el impacto muy negativo de una medida que incide sobre una economía irreversiblemente deteriorada tras años sin afrontar la crisis de manera efectiva y con la continúa aplicación de arbitrismos a cual más pintoresco (¿quién se acuerda ya de los “planes-E” de ZP o de la velocidad reducida en las autovías?)
- El efecto más notorio será la destrucción de empleo en las más diversas formas.
- Es previsible el cierre de pequeños comercios y negocios familiares
- Las grandes superficies no se verán tan afectadas por el efecto directo de la medida pero sí por el descenso general del consumo.
- En determinadas regiones los empleados, además de la precariedad, sufrirán la nueva política de la carta blanca otorgada a los empresarios para regular los horarios, receta al más puro estilo liberal.
- La alarma se ha encendido de manera particular en el sector turístico pues es evidente que se sostiene sobre todo en las entradas procedentes del extranjero que tenderán a evitar una oferta cara y previsiblemente deteriorada (inseguridad, huelgas, descenso en la calidad de los servicios, reducción de gastos en la conservanción del patrimonio histórico-artístico…).
- En la misma línea se mueve la hostelería en general. Resulta difícil calcular el número de locales que podrían verse abocados al cierre por la subida y mucho menos saber cuánto empleo se puede destruir, más aún cuando esto ocurre después de 50 meses consecutivos de caída de ventas.
Si lo que se pretende es recaudar más dinero, la respuesta negativa es tajante. El Gobierno prevé recaudar 9.500 millones con esta medida, pero no está nada claro que lo vaya a conseguir. Gestha, el sindicato de técnicos de Hacienda, asegura que como mucho serán 7.500 millones. En la última subida en 2010, Zapatero esperaba recaudar 5.000 millones y al final ingresó 3.600 millones de euros. En la misma línea se mueve el ejemplo de Portugal que subió el IVA en 2011
Se impone pues la pregunta ¿Qué pretende Rajoy? Probablemente la respuesta hay que buscarla en una dobre dirección.
Por un lado, se pretende reforzar los ingresos de dinero en las arcas del Estado para seguir inyectando fondos en el sistema. Una vez que los partidos mayoritarios (PSOE, PP y nacionalismos parasitarios) han demostrado hasta la saciedad que no están dispuestos a implementar reformas profundas, se impone la necesidad de hacer frente al déficit público cada vez más rampante y prácticamente ingobernable dado el sistema autonómico. Cuando no se reducen de manera notable los gastos, el único camino es el recurso a esquilmar el bolsillo de los ciudadanos vía impuestos.
Pero hay un objetivo de mayor calado y no es otro que dar una vuelta de tuerca irreversible al sistema socioeconómico implantado en España desde la llamada “Transición”. Resulta prácticamente imposible que la clase media sobreviva a esta ofensiva, a esta sistemática destrucción de los últimos restos del complejo edificio de derechos laborales y sociales que apenas se mantenían en pié aquí y allá como mudos testigos de lo que fue una de las legislaciones laborales —probablemente la única de inspiración cristiana— más avanzada en su momento.
Aquella clase media que fue sinónimo de estabilidad y que prolongó su hegemonía durante las primeras décadas posteriores al cambio político se puede considerar hoy prácticamente desaparecida, debido —en primer lugar— a la temporalidad y precariedad del empleo, y después, al dramático volumen del paro con sus consecuencias humanas y morales de todo tipo. Pensemos, por poner un caso, en la dificultad de constituir nuevos núcleos familiares en estas circunstancias o en la incertidumbre a que se ven sometidos los ya existentes.
Resulta difícil perfilar en el horizonte una salida a la situación a que hemos llegado.
Aunque la izquierda mayoritaria coincide en lo sustancial con este proyecto socio-económico, no faltan en su seno sectores radicales que volverán a intentar a partir de este mes el desgaste del Gobierno desde la calle aplicando la táctica de los “indignados” y la explotación del descontento. Pero ni siquiera en el caso de que la inacción de Rajoy les permitiera la recupeación del poder, es previsible un cambio de la situación. El beneficiado de la kaleborroka izquierdista va a ser el PSOE y, de nuevo en el Gobierno, mantendría una política socioeconómica idéntica a la promovida desde el PP (Basta comparar las medidas actuales con las previamente tomadas por Zapatero).
Llegados a este punto, la casta política tendrá que poner a prueba su capacidad de supervivencia en medio de un sistema corrupto y descoyuntado que ha renunciado a cualquier posibilidad de transformación gradual. La experiencia histórica demuestra que esto es posible durante un tiempo más o menos largo pero que, a la larga, cerrar las puertas a la reforma abre paso a la revolución.
Con este panorama únicamente se apuntaría un horizonte de esperanza en la capacidad de alumbrar un movimiento de amplia base ciudadana, sin ataduras con la oligarquía político-sindical y firmemente anclado en una concepción cristiana del hombre que lleve a la búsqueda de soluciones socioeconómicas inspiradas en su vocación trascendente. Una concepción del hombre radicalmente divergente de la que sostiene la derecha liberal y la izquierda socialista, ambas coincidentes en su materialismo.
¿Será esto posible? ¿Habrá todavía españoles dispuestos a intentarlo a sabiendas de que van a tener todo y a todos en contra? Solamente el tiempo nos dará la respuesta.
Mariano Rajoy explica los efectos de la subida del IVA
7 Respuestas a Subida del IVA: ¿Qué pretende Rajoy?
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Afortunada y desgraciadamente esto es lo único que se nos da bien a los españoles. Un evento épico-testimonial que levante acta del fin de una época.
El lema de la Orden Benedictina es “ora et labora”. Es cierto que debemos rezar a Dios y confiar en la Divina Providencia, que nunca falla, pero no es menos cierto que algo habremos de hacer aquí abajo también. Debemos adoptar los católicos una actitud mucho más enérgica, beligerante y pública ante la sucesión de ataques a España y a la Cruz que venimos soportando desde que la honradez, la Fe y el espíritu de servicio en la Jefatura del Estado nos abandonaron el 20 de noviembre de 1975. Nadie más que nosotros tenemos la capacidad de revertir la situación. Hay que hablar y protestar en público, participar en foros de la izquierda declarada (PSOE, IU) y de la izquierda soterrada (PP) e infiltrarnos entre ellos, dando toda la caña necesaria. Debemos hacernos patentes en la sociedad y hacernos oír y respetar con absoluta naturalidad y contundencia. Nuestro deber y nuestra misión, en estos tiempos de ignominia y vergüenza es dar testimonio de nuestra fe y dar ejemplo. Juan Pablo II decía “no tengáis miedo” y eso mismo es lo que estamos obligados a hacer por nuestra condición de católicos.
La Civilización está en serio peligro y sólo nosotros estamos aquí abajo para salvarla.
Hace años que sigo sus aportaciones al conocimiento de la verdad, fundamentalmente, de nuestra Cruzada de Liberación. Como español le estoy profundamente agradecido.
Estas páginas las lee mucha gente que no participa en los chats que se crean, como éste. Pretendo con mis palabras animar a todas esas personas a que se conviertan en actores y dejen de ser espectadores.
Yo siento un profundo respeto y me siento en deuda con nuestros caídos por Dios y por España de todas las guerras en las que nuestra gran nación España estado. De ahí que pretenda, modestamente, devolver parte de aquellos sacrificios movilizando y agitando conciencias que, de momento, algo es.
Un afectuoso saludo en Cristo.
Efectivamente tiene Vd.razón, con la Jerarquía Eclesiástica tan lejos de nuestro pensamiento que debería ser el mismo, los católicos estamos totalmente desprotegidos. De todas maneras contamos con la Divina Providencia, y es más que suficiente para continuar luchando.
Entiendo, aunque me resisto, que estamos en una posición testimonial, pero mis firmes convicciones me indican, que no hay que abandonar nunca.
Respondiendo a su pregunta final, decirle que haberlos haylos. El problema radica en saber como unirnos y encontrar una cabeza dirigente para organizarnos.
Ya que Vd. lo ha expuesto tan claramente, creo que es el momento justo para empezar a trabajar en serio. Indíquenos el camino a seguir sí es Vd.tan amable.
Un respetuoso saludo.