«M. Proudhon ha escrito en sus Confesiones de un revolucionario estas notables palabras: "Es cosa que admira el ver de qué manera en todas nuestras cuestiones políticas tropezamos siempre con la teología". Nada hay aquí que pueda causar sorpresa, sino la sorpresa de M. Proudhon. La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las cosas» (Donoso Cortés).

domingo, 23 de septiembre de 2012

Adios, Esperanza, adios


Razones personales y familiares ha alegado Esperanza Aguirre para dimitir y dejar la vida política activa. Confiamos en que debajo de la fórmula genérica y cortés, habrá causas que la Presidenta de la Comunidad de Madrid se reserva y, por ello, respetamos su decisión de abandonar el puesto que le confiaron mayoritariamente los votantes sin esperar al final de la legislatura.

Ya en 1983, Esperanza Aguirre ocupaba cargo en el Ayuntamiento de Madrid en la oposición frente a Enrique Tierno Galvan, representante de lo peor del socialismo de “la movida”, más tarde continuado por Barranco y, definitivamente desbancado por el Partido Popular hasta la fecha. En 1996 formó parte del primer Gobierno de Aznar como Ministra de Cultura. En sustitución del también Popular Alberto Ruiz Gallardón, llegaba en 2003 a la presidencia de la Comunidad de Madrid, cargo que ha revalidado en posteriores consultas. Sin embargo, resulta difícil no poner su retirada en relación con el fracaso de las iniciativas que proponían su candidatura para reemplazar a Rajoy, aprovechando su discurso pseudo-españolista y favorable a ciertas reformas frente a la pura inercia y al bajo perfil ideológico que caracterizan al presidente gallego.

Sufrió un accidente de helicoptero, una grave cadena de atentados en Bombay y muchas de sus intervenciones públicas son recordadas por su tono y contenido, a veces con un punto desafiante para sus opositores. Al tiempo, los comentaristas han puesto de relieve su capacidad para forjarse una imagen propia y para encontrar gran respaldo popular desde unos modestos orígenes políticos. Sería injusto no reconocer aspectos positivos en su gestión de la Comunidad de Madrid que el socialismo de Leguina había dejado al borde del colapso.

Varios de los columnistas de Tradición Digital han manitestado en diversos medios y desde esta misma tribuna su crítica a la actuación política de Esperanza Aguirre. Anclada en los presupuestos del más rancio liberalismo, ha denostado acerbamente los restos de la legislación social herededada del régimen de Franco. Caracterizada defensora de la cultura de la muerte, ha aplicado inflexiblemente los mecanismos abortistas previstos en la legislación aprobada y mantenida por los gobiernos socialistas y peperos. A pesar de todo, la dirigente madrileña ha visto respaldada su conducta por destacados representantes eclesiásticos en sus apariciones públicas en actos de culto.

En Tradición Digital consideramos al Partido Popular en general y a Esperanza Aguirre en particular no como el “mal menor” sino como verdaderos rivales políticos, enemigos declarados de los ideales religiosos y patrióticos que aquí sostenemos. Aguirre ha colaborado, como pocos, en el proceso que nos ha conducido a la honda crisis que padecemos. La libertad -mal entendida- que figura en el frontispicio de su ideología, no solamente nos ha llevado a la insolidaridad entre las diversas regiones de España y está en trance de acabar con la política social, sino que ha liquidado la vida moral, ha justificado la ofensa a la dignidad de la persona, la ridiculización de los valores religiosos y el menosprecio a nuestra historia.

Pero precisamente por todo eso, le deseamos a Esperanza Aguirre lo mejor en esta nueva etapa de su vida. Y lo mejor, lo que pedimos para ella, es que el silencio y la reflexión sean el caldo de cultivo de una honda y sincera rectificación.