EXPEDICIONARIOS Y MINISTROS
Alberto González Rodríguez
El próximo 30 de Mayo, festividad de San Fernando, tendrá lugar en Badajoz el Día de las Fuerzas Armadas. Y está bien escrito “tendrá lugar”, en lugar de “se celebrará”, porque dados sus contenidos ( sin desfile, que es el acto más importante de la ocasión ) el acontecimiento, más político que militar, a tenor del pacifismo hoy al uso, poco va a tener en realidad de celebración, ni casi de Fuerzas Armadas. Pues mucho cabe temer que, como en los últimos años, se trate un montaje institucional protocolario, sin nervio castrense, más propio de la ONG repartidora de refrescos en que el actual gobierno trata de convertir al Ejército, que de combatientes que se juegan la vida cada día en los escenarios bélicos más peligrosos del mundo, en conflictos que se presentan como “misiones de paz”, y no como las de guerra que son.
En tal panorama, raro es que, pese a la política de “alianza de civilizaciones” hoy al uso, el acontecimiento se haya fijado para un día tan significativo como el 30 de Mayo, festividad de San Fernando. El gran rey castellano defensor de la idea de España y su unidad territorial, bravo guerrero, y figura fundamental de la Reconquista. El que ganó a los moros Baeza, Úbeda, Chiclana, Córdoba, Écija, Osuna, Jerez de la Frontera y las tres perlas del Al-Ándalus que eran Córdoba, Cádiz y Sevilla. Que además fue santo. Porque exaltar personajes y hechos gloriosos de nuestro pasado, y menos en la festividad de uno de los adalides de la gran hazaña que constituyó recuperar España al Islam para el cristianismo, es cosa hoy cuidadosamente evitada por imperativo de la corrección política.
Otra cosa que llama la atención también es que, entre las razones aducidas desde el Ministerio de Defensa para justificar que el acontecimiento se localice este año en Badajoz, destaca la de que «Extremadura es tierra de grandes “expedicionarios”» (sic).
¿Extremadura tierra de grandes expedicionarios? Pues no lo sabíamos. ¿Serían de aquí, y no nos hemos enterado, Marco Polo, Ibn Batuta, Ali Bey, Humboldt, Cook, Amundsen, Cotton Oswell, Stanley, y Livingstone? ¿Se habrá dicho inadvertidamente expedicionarios en lugar de Conquistadores, que es lo que refiriéndose a Extremadura corresponde? ¿O se ha dicho intencionadamente para, en aplicación de esa memoria histórica que consiste en borrar del pasado cuanto exalta a España y sus mejores gestas, evitar decir descubridores, conquistadores, colonizadores, o evangelizadores, que es de lo que Extremadura resulta en verdad riquísima madre de los nombres más señeros de la gran epopeya del Nuevo Mundo.
Diego de Jara y Torpa, Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Pedro de Alvarado y sus hermanos Diego, Juan, Jorge, García, Gonzalo y Hernando; Vasco Núñez de Balboa, Hernando de Soto, Francisco de Orellana, Pedro de Valdivia, Ñuflo de Chaves, Pedro del Barco, y los mil más cuyas increíbles gestas para dar a la civilización un nuevo continente todavía causan asombro, ¿son algunos de esos expedicionarios? ¿Lo fueron los 13 franciscanos de Monroy, y los muchos más que fueron a América a defender los derechos de los nativos y educarlos? ¿Y los que sembraron el Nuevo Mundo de ciudades, universidades, iglesias, palacios, fueron también expedicionarios? ¿Y fueron expedicionarias Leonor de Alvarado, Beatriz de la Cueva, Inés Suárez “la Condoresa”, Doña Mencía de los Nidos, María Calderón Sanabria, María de Escobar, Inés Muñoz, Catalina de Arana, Brianda Sotomayor, y los cientos de mujeres fuertes que los acompañaron ? De una de ellas, ante la magnitud de sus hazañas dijo el cronista Góngora Marmolejo: “Si esta mujer fuera en tiempo de Roma le hicieran templo donde fuera venerada para siempre”. Pues para los organizadores del Día de las Fuerzas Armadas en su tierra, es solo una expedicionaria.
Claro que quien afirma que los soldados españoles que combaten en los escenarios bélicos más peligrosos del mundo se hallan en misiones de paz; prohíbe a nuestros buques de guerra repeler los ataques de los piratas que asaltan nuestros barcos; sanciona a militares que izan la enseña nacional en la propia España; o hace una Día de las Fuerzas Armadas sin desfile, no es de extrañar que a aquellos que Pedro de Lorenzo llamó Dioses, y la historia considera titanes por la magnitud de sus hazañas, llame a tales personajes expedicionarios, tratando de rebajar su categoría y papel en la historia.
Preciso es aclarar, sin embargo, que, el que en la actual situación se llame expedicionarios a los grandes conquistadores extremeños desde una alta instancia gubernamental, no ha sorprendido a nadie, pues todo el mundo sabe que se trata simplemente de un “quid pro quo”.
Alberto González Rodríguez
El próximo 30 de Mayo, festividad de San Fernando, tendrá lugar en Badajoz el Día de las Fuerzas Armadas. Y está bien escrito “tendrá lugar”, en lugar de “se celebrará”, porque dados sus contenidos ( sin desfile, que es el acto más importante de la ocasión ) el acontecimiento, más político que militar, a tenor del pacifismo hoy al uso, poco va a tener en realidad de celebración, ni casi de Fuerzas Armadas. Pues mucho cabe temer que, como en los últimos años, se trate un montaje institucional protocolario, sin nervio castrense, más propio de la ONG repartidora de refrescos en que el actual gobierno trata de convertir al Ejército, que de combatientes que se juegan la vida cada día en los escenarios bélicos más peligrosos del mundo, en conflictos que se presentan como “misiones de paz”, y no como las de guerra que son.
En tal panorama, raro es que, pese a la política de “alianza de civilizaciones” hoy al uso, el acontecimiento se haya fijado para un día tan significativo como el 30 de Mayo, festividad de San Fernando. El gran rey castellano defensor de la idea de España y su unidad territorial, bravo guerrero, y figura fundamental de la Reconquista. El que ganó a los moros Baeza, Úbeda, Chiclana, Córdoba, Écija, Osuna, Jerez de la Frontera y las tres perlas del Al-Ándalus que eran Córdoba, Cádiz y Sevilla. Que además fue santo. Porque exaltar personajes y hechos gloriosos de nuestro pasado, y menos en la festividad de uno de los adalides de la gran hazaña que constituyó recuperar España al Islam para el cristianismo, es cosa hoy cuidadosamente evitada por imperativo de la corrección política.
Otra cosa que llama la atención también es que, entre las razones aducidas desde el Ministerio de Defensa para justificar que el acontecimiento se localice este año en Badajoz, destaca la de que «Extremadura es tierra de grandes “expedicionarios”» (sic).
¿Extremadura tierra de grandes expedicionarios? Pues no lo sabíamos. ¿Serían de aquí, y no nos hemos enterado, Marco Polo, Ibn Batuta, Ali Bey, Humboldt, Cook, Amundsen, Cotton Oswell, Stanley, y Livingstone? ¿Se habrá dicho inadvertidamente expedicionarios en lugar de Conquistadores, que es lo que refiriéndose a Extremadura corresponde? ¿O se ha dicho intencionadamente para, en aplicación de esa memoria histórica que consiste en borrar del pasado cuanto exalta a España y sus mejores gestas, evitar decir descubridores, conquistadores, colonizadores, o evangelizadores, que es de lo que Extremadura resulta en verdad riquísima madre de los nombres más señeros de la gran epopeya del Nuevo Mundo.
Diego de Jara y Torpa, Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Pedro de Alvarado y sus hermanos Diego, Juan, Jorge, García, Gonzalo y Hernando; Vasco Núñez de Balboa, Hernando de Soto, Francisco de Orellana, Pedro de Valdivia, Ñuflo de Chaves, Pedro del Barco, y los mil más cuyas increíbles gestas para dar a la civilización un nuevo continente todavía causan asombro, ¿son algunos de esos expedicionarios? ¿Lo fueron los 13 franciscanos de Monroy, y los muchos más que fueron a América a defender los derechos de los nativos y educarlos? ¿Y los que sembraron el Nuevo Mundo de ciudades, universidades, iglesias, palacios, fueron también expedicionarios? ¿Y fueron expedicionarias Leonor de Alvarado, Beatriz de la Cueva, Inés Suárez “la Condoresa”, Doña Mencía de los Nidos, María Calderón Sanabria, María de Escobar, Inés Muñoz, Catalina de Arana, Brianda Sotomayor, y los cientos de mujeres fuertes que los acompañaron ? De una de ellas, ante la magnitud de sus hazañas dijo el cronista Góngora Marmolejo: “Si esta mujer fuera en tiempo de Roma le hicieran templo donde fuera venerada para siempre”. Pues para los organizadores del Día de las Fuerzas Armadas en su tierra, es solo una expedicionaria.
Claro que quien afirma que los soldados españoles que combaten en los escenarios bélicos más peligrosos del mundo se hallan en misiones de paz; prohíbe a nuestros buques de guerra repeler los ataques de los piratas que asaltan nuestros barcos; sanciona a militares que izan la enseña nacional en la propia España; o hace una Día de las Fuerzas Armadas sin desfile, no es de extrañar que a aquellos que Pedro de Lorenzo llamó Dioses, y la historia considera titanes por la magnitud de sus hazañas, llame a tales personajes expedicionarios, tratando de rebajar su categoría y papel en la historia.
Preciso es aclarar, sin embargo, que, el que en la actual situación se llame expedicionarios a los grandes conquistadores extremeños desde una alta instancia gubernamental, no ha sorprendido a nadie, pues todo el mundo sabe que se trata simplemente de un “quid pro quo”.
Como el de llamar ministros a ciertos personajes.
Publicado en Diario Hoy (Badajoz)