
«Todos morían al grito de ¡viva la Religión!, ¡viva España!, ¡viva el Rey!»
«Con la misma sagrada invocación en los labios, ¡cuántos otros han entregado el alma a Dios, mártires incruentos, en los hospitales, en la miseria; matados, aún más que por el hambre, por las humillaciones, y todo por no faltar a la fe jurada, por ser fieles al honor, por no doblar la rodilla ante la usurpación triunfante!»
«Propongo que se instituya una fiesta nacional en honor de los mártires que desde el principio del siglo XIX han perecido a la sombra de la bandera de Dios, Patria y Rey en los campos de batalla y en el destierro, en los calabozos y en los hospitales, y designo para celebrarla el 10 de marzo de cada año, día en que se conmemora el aniversario de la muerte de mi abuelo Carlos V.»
S.M.C. Carlos VII,
Carta al Marqués de Cerralbo, instituyendo la fiesta de los Mártires de la Tradición
Venecia, 5 de noviembre de 1895
